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El estilo brasileño en Lima
Han decidido partir a la conquista de los sectores populares utilizando la estrategia que algunos creen infalible: dinero y demagogia.
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Mauricio Mulder, Pido la palabraCongresista
Para la etnia política que controla la Municipalidad de Lima, ha devenido un asunto de "patria o muerte" el mantenerse en las suculentas arcas de dicha dependencia, a cuyo alrededor pululan decenas de ONG que viven de las consultorías. Y han decidido dejar de lado los escrúpulos inhibidores y, en forma abierta, irán a la campaña con redobles de guerra a muerte.
Para esos efectos se utilizarán todos los recursos que estén a la mano, cuesten lo que cuesten. Atrás quedarán, por ejemplo, los remilgos para mantener una independencia con respecto a intereses ocultos, como, por ejemplo, el de las empresas brasileñas. Nadie está en contra, por supuesto, que empresas extranjeras participen en los procesos para la ejecución de obras. Pero su accionar está delimitado por los contratos que suscriben, y estos incumben exclusivamente a las obras que construyen. Pero cuando se convierten en soporte político de un proceso electoral y disponen dinero para sustentar campañas, hay que empezar a preocuparse.
Hoy se exhibe como "logro" la contratación de un oscuro asesor que no se sabe si es argentino o brasileño y que, además, tiene dos nombres, no sabiéndose cuál es el verdadero y cuál el alias. El hecho de que en su momento asesorara a Ollanta Humala no disipa que esto coincidiera, irregularmente, con el hecho de que importantes empresas brasileñas encabezaran las listas de aportantes a la campaña del actual presidente de la República. Nunca se supo cuanto cobró el señor Wanus, (a) Luis Favre. Hoy, pese a esa irregularidad manifiesta, se repite el mismo esquema y se oculta ex profesamente ese financiamiento. Todo vale.
Y como no repararán en escrúpulos, han decidido partir a la conquista de los sectores populares utilizando la estrategia que algunos creen infalible: dinero y demagogia. Los principales medios ya han sido contactados, y con dinero de la MML se empezarán a propalar todo tipo de spots destinados a inundar las pantallas, radios y periódicos con el consabido truco de "inaugurar obras", al mismo tiempo que sus principales voceros saldrán a hacer campaña sucia contra el Sí. En su desesperación por obras están relajando todos los requisitos, y a falta de inauguraciones sólo hay… primeras piedras.
Pero la campaña servirá, en contrapartida, para desnudar la supuesta honestidad que pretende exhibir la municipalidad. El caso de la Linea Amarilla que la alcaldía paralizó un año y medio y que se presupuestó en 500 millones, ha pasado a 700 millones de un plumazo y, encima, paralizan la obra echándole la culpa al río Rímac, como si no se supiera que en verano siempre crece. Pero, además, el caso del malecón de la playa Venecia en Villa El Salvador, el caso La Herradura, el caso La Parada, el caso de la estafa de los buses chinos por parte de dos regidores de Fuerza Social –donde hubo participación directa de Susana Villarán y un audio del señor Guerra García–, el caso de la Av. Pastor Sevilla, Av. Pachacútec, la Av. Tomás Marsano, (inauguraciones bambas) y la paralización del túnel SJL-Rímac irán demostrando, con documentación que poseemos, serios casos de corrupción.
Si nos atenemos a las recientes condenas de varios ministros del PT brasileño por corruptos, acostumbrados a pagar y recibir coimas, la pregunta que surge es nuevamente entonces: ¿Qué oscuros intereses están tras el señor Favre y la campaña por el No y qué metodología van a introducir en Lima?
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