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Las estrellas sin equipo no brillan
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Un Mundial lleno de partidos emocionantes. De finales dramáticas. No precisamente con grandes partidos desde el juego, pero sí desde la incertidumbre por el resultado. Lleno de sorpresas de las positivas y también de las muy negativas. Hemos pasado los octavos de final y en el camino se han quedado selecciones históricas porque han jugado muy mal.
España, Alemania y Argentina son quizá los tres ejemplos de campeones mundiales que se han ido rápido, dejando muchas dudas y decepcionando. Alemania y España con propuestas claras, pero muy mal ejecutadas. Argentina ni siquiera con una idea de lo que quería. Incluso Portugal se fue con sabor a poco, salvo en el debut.
Más bien, Brasil, Francia, Uruguay y, en menor medida, Bélgica, Inglaterra, Croacia y Suecia reivindican la importancia del colectivo por encima de lo individual. Ni hablar de Rusia, que sigue vivo casi sin saber cómo. Las coincidencias están por el lado de propuestas sólidas en lo defensivo, equipos organizados que potencian a sus figuras.
Francia con Pogba y Mbappé; Brasil con Neymar y Coutinho; Uruguay con Cavani y Suárez; y Bélgica con De Bruyne y Hazard son ejemplos de colectivos organizados a los que se suman sus estrellas desde la humildad y la generosidad para potenciar sus rendimientos y el de sus compañeros. Entrenadores con liderazgo y conceptos claros.
Por ahí pasan las primeras conclusiones antes de cuartos de final. Está muy emotivo el Mundial y el que se haga más fuerte como grupo en lo humano y en lo futbolístico lo va a terminar ganando. Evidentemente, con la ayuda y el brillo de alguna de sus estrellas.
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