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Ley con trampa
“Esto es solo un intento por ampliar el cierrapuertas que les hicieron a los movimientos regionales a otras alternativas sin que deban favores por la inscripción prestada”.
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Mientras escribo esta columna, el congresista Mauricio Mulder sustentaba un proyecto que busca impedir la participación de cualquier partido político que no logre inscribirse ante la ONPE al menos tres años antes de las elecciones.
Formalmente, suena razonable procurar que las agrupaciones políticas que aspiran a participar en la política nacional tengan vida partidaria autónoma de los procesos electorales y que no se activen solo cuando hay elecciones cerca.
Esto, dice Mulder, alejaría o desanimaría o le haría más caro participar a los aventureros que se juntan un año antes y arman su club de amigos sin programa, sin doctrina, sin conocimiento y con el probable objetivo de auparse al poder para usufructuar de él porque, además, no apuntan a la presidencia, sino a ser elegidos congresistas (así llegó Fujimori y cerró la puerta detrás de él, ¿se acuerdan?). ¿Cómo no va a tener sentido?
Lo que Mulder no dice es que el Congreso, hoy, está lleno de gente que jamás ha hecho vida partidaria y, sin embargo, consiguió un espacio en algún partido paraguas o cascarón y en este Congreso solo dos no lo son (Apra, AP). Hasta el Partido Nacionalista de Ollanta Humala, que está preso, tiene inscripción, y el de Yehude Simon. La puerta que quiere cerrar Mulder tiene nombre propio: ¿Julio Guzmán? ¿Verónika Mendoza?
Esto es solo un intento por ampliar el cierrapuertas que les hicieron a los movimientos regionales a otras alternativas sin que deban favores por la inscripción prestada.
¿Por qué tres años y no 10 o uno? Porque para 2021 faltan cuatro años y sería muy rochoso, así que les regala uno porque sabe que, con esa monstruosa cantidad de firmas que necesitan, no van a llegar a tiempo. Y el día que juega Perú, tramposazo.
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