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Felicidad en Cusco
La cocina maravillosa de Virgilio Martínez en el restaurante Senzo, dos vinazos Noemía y Angel’s Cuvée– y un pisco nos hicieron la vida más feliz en Cusco.
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Después del amor no hay placeres más intensos que el comer y el beber. Y a eso fuimos a Cusco, al bello hotel Palacio Nazarenas, ubicado en un convento religioso colonial que hoy se ha transformado, con buen gusto, en uno de los mejores de la Ciudad Imperial.
Y este valor se potencia porque su restaurante, Senzo, es dirigido por Virgilio Martínez, el gran cocinero peruano que ha ubicado a Central, su restaurante limeño, dentro de los 50 mejores del planeta.
Asegurada la calidad de la comida, Claudia Eraso, la sommelier de Orient Express –la cadena a la que pertenece Palacio Nazarenas–, nos recomendó dos vinazos para maridar los platos de Virgilio: un Noemía 2010 Malbec (Argentina) y un Ange'ls Cuvée Blanc de Bianco 2004 (80% Chardonnay, 10% Trebiano y 10% Viognier, un blanco uruguayo único en su género pues hizo lías y envejeció como un Jerez).
Eraso dice que el Angel's tiene una nariz compleja, con notas a leche fresca y durazno, almíbar, níspero y pasto –elegancia pura–, y que por eso maridó muy bien con el paiche en costra de tocino y caldo de cerdo "porque resalta toda la fruta del vino y cambia radicalmente sus notas de miel y durazno". Al Noemía –"sutil y maduro"– le fue muy bien con la malaya "pues el dulzor leve de la salsa se sostiene y no pierde la fruta".
Para el postre con chirimoya abrimos un Cholo Matías Torontel. Seguimos felices.
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