La desigualdad de ingresos impacta de diversas formas en el desarrollo económico, afectando tanto el crecimiento a largo plazo como el bienestar social. Cuando la desigualdad de ingresos es extrema y no se aborda adecuadamente, puede frenar el desarrollo, reducir el bienestar general de la población y aumentar la inestabilidad política y social. Para lograr un crecimiento económico sostenido, inclusivo y estable, es esencial reducir la desigualdad mediante políticas que promuevan la equidad en el acceso a oportunidades, educación y salud, además de contar con sistemas fiscales y redistributivos más justos.
Entre los principales efectos de la desigualdad se encuentran: la reducción del crecimiento económico sostenido, como resultado del desigual acceso de oportunidades, que afecta la productividad de las personas, particularmente en las de estratos más bajos y de menores niveles de ahorro; la inestabilidad social y política causada por el resentimiento y descontento social; la reducción de la movilidad social; el freno a la innovación y productividad; y el aumento de la pobreza, entre otros.
La principal herramienta para medir la desigualdad es el coeficiente de Gini, que calcula la distribución acumulada del ingreso en una población. Sus valores fluctúan entre 0 (igualdad perfecta) y 1 (desigualdad máxima). La desigualdad de ingresos varía significativamente entre las diferentes regiones del mundo y está influenciada por múltiples factores, incluyendo el nivel de desarrollo económico, las políticas públicas, la distribución de recursos y la estructura social y económica de cada país.
Los países con mayor desigualdad de ingresos suelen ser aquellos con profundas disparidades económicas y sociales, como los de algunas partes de África y América Latina y el Caribe. Entre los países más desiguales se encuentran Sudáfrica, Namibia, Surinam, Zambia, Suazilandia, Mozambique, Brasil, Colombia y Honduras. Los datos pueden variar ligeramente dependiendo de la fuente y del año, pero ellos consistentemente aparecen en las listas de los más desiguales. El Perú ocupa el décimo lugar entre 15 países en términos de desigualdad en América Latina, siendo ligeramente más desigual que EE.UU. China e India también muestran una importante desigualdad de ingresos, pero menor que la de EE.UU., que tiene una desigualdad significativa, para ser un país avanzado.
En contraste, los países con menor desigualdad presentan sistemas de bienestar social robustos, altos niveles de calidad de vida y políticas que promueven la equidad en ingresos y oportunidades. Entre estos países se encuentran Eslovenia, Eslovaquia, República Checa y Noruega. La relación entre el ingreso per cápita y la desigualdad es compleja, y no siempre es directa. Si bien un aumento en el ingreso per cápita puede mejorar la distribución de ingresos, factores como las políticas públicas, el desarrollo institucional y la estructura económica también tienen impacto. Por lo tanto, es importante implementar políticas integrales que aborden no solo el crecimiento económico, sino también la equidad.