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Mejorando los servicios de salud pública en el país
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Nada resulta más repulsivo, cruel e injusto que el maltrato de un médico o enfermera a una persona enferma o adolorida. En ese sentido, la mejora de los servicios de salud pública –junto con la educación y la seguridad ciudadana– debe constituirse en una de las máximas prioridades en la gestión de toda autoridad gubernamental.
Para ser consecuentes con dicha prioridad –yo puedo dar fe de ello– hay que recurrir a la Autoridad Nacional del Servicio Civil (SERVIR). ¿Cómo así? Pues para contratar a los funcionarios más idóneos para ocupar los cargos de mayor jerarquía en los hospitales y centros de salud. La idea es acabar con el clientelismo político y/o puestos de favor en el sector.
Efectivamente, en el caso de Ica –en el período 2015 / 2018 – fueron dichos funcionarios los que implementaron las mejoras tecnológicas que permitieron la mejor atención y la reducción significativa de los tiempos de espera de los pacientes en los hospitales de la región.
Ahora bien, todo ello se logró después de una lucha continua –y desgastante– contra la corrupción y la indolencia, tanto en la Dirección Regional de Salud, como en los hospitales y centros de salud de Ica.
Para esos efectos, la ciudadanía jugó un rol protagónico. La participación de los pacientes y/o sus familiares en la evaluación inmediata de los servicios de salud, fueron determinantes. Efectivamente, cada servicio era evaluado de manera personalizada; es decir, con el nombre y apellido del médico o enfermera tratante. Además, la evaluación especificaba la calidad de la atención brindada según: (1) Trato cordial o maltrato, (2) Tiempo adecuado o demora injustificada, (3) Requisitos adecuados o pedido injustificado de documentación irrelevante, y –quizás lo más importante– (4) Pago justo o cobros indebidos.
Por otro lado, la ciudadanía tenía a su disposición una línea de WhatsApp “GORE Denuncia Segura” a través de la cual se recibían denuncias de manera segura de cualquier persona que haya sido maltratada por cualquier servidor del Gobierno Regional de Ica, incluidos por supuesto, los funcionarios del sector salud.
Lamentablemente, la corrupción y la indolencia han vuelto a los hospitales públicos de Ica. En otras palabras… todo ha vuelto a la “normalidad”. Las mafias de la salud están de vuelta. Y con ello, el maltrato, la coima, los robos de medicamentos… y hasta el dengue.
No obstante, ha quedado demostrado que sí se puede mejorar la salud pública en nuestro país. En Ica –en su momento– lo hicimos.
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