En el Perú hay muy poca gente que ha vivido en una dictadura, los que estamos sobre base cuatro recordamos la infamia de la segunda reelección impuesta por Alberto Fujimori y el fraude que se orquestó desde el SIN de Montesinos, y nos obligó salir a las calles y participar en la más grande movilización social, la llamada Marcha de los Cuatro Suyos, que arrinconó al gobierno fujimorista al ostracismo mundial.
Países vecinos como Chile vivieron una dictadura infame y criminal con Pinochet, al igual que en Argentina con la Junta Militar de Videla, que también se mancharon con la sangre de miles de opositores a estos regímenes dictatoriales, perseguidos por sus ideas y por atreverse a enfrentar las dictaduras entre las décadas de los setenta y ochenta del siglo pasado. Entonces esa generación debe recordar muy bien lo que significa la denegación de la democracia y además ser perseguido político, sobre todo si eres de izquierda; en consecuencia, es inconcebible que camaradas pretendan avalar el fraude de Maduro y su pretensión dictatorial para perennizarse en el poder.
No tiene ninguna coherencia buscar una supuesta “solidaridad ideológica” para salir a reconocer el resultado electoral en Venezuela, donde se ha evidenciado y se ha consumado un grosero fraude, para mantener en el poder al sátrapa de Nicolás Maduro. Es inverosímil argumentar que su régimen es víctima del imperialismo y la conspiración mundial, cuando simplemente Maduro controla el Consejo Nacional Electoral que de manera abusiva y arbitraria lo proclama ganador, con supuestamente solo el 80% del escrutinio y sabiendo que cerraron las salas de conteo de votación y no permitieron acceder a las actas —dos horas antes— cuando estaban al 40% del conteo de votos, al ver la contundencia del triunfo de Edmundo González, que además por estadística se puede ver que la tendencia le favorecía.
Anunciamos el fraude con anticipación, porque eran evidentes las intensiones de Maduro, que se aprovecha del poder que tiene para consumar este robo infame.
La comunidad internacional tiene la obligación moral de denunciar el fraude y condenar al régimen de Maduro, apoyando a la oposición, para salir de esta desgracia que lleva, una vez más, a Venezuela a ser una paria mundial con todos los perjuicios que significa sobre todo para los venezolanos; preparémonos para la próxima crisis humanitaria.
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