[Opinión] Patricia Teullet: No puedo darte la bienvenida… aún

Hace más de una semana que comencé a despedir con entusiasmo el 2021. La costumbre manda dar luego la bienvenida al 2022. Pero celebrar con alegría, optimismo y desear muchos éxitos para el año que viene es difícil.

La vacunación contra el COVID fue una de las pocas cosas buenas que trajo el 2021 pues, incluso el crecimiento económico se estima de corto plazo, ya que la reacción contra la minería formal, la ineptitud de autoridades en cargos clave y la corrupción desatada a todo nivel impiden ver el ingreso a cualquier tipo de círculo virtuoso de crecimiento y reducción de la pobreza.

El que se hace llamar el “gobierno de los pobres” da, sin empacho alguno, muestras de corrupción en licitaciones y compras estatales. Pero a pocos parece preocupar la aparición de 20 mil dólares en un baño en Palacio ni las reuniones clandestinas con futuros ganadores de compras del Estado. ¿Dónde están los “tan comprometidos” fiscales de Odebrecht? Incluso los medios se dejaron distraer por la asistencia de Castillo al aeropuerto para despedir a un grupo de supuestos delincuentes venezolanos. Curioso: ¡antes se iba al aeropuerto a despedir cariñosamente a los familiares!

Justicia social no significa que quienes ocupen nuevos cargos se cobren algún tipo de revancha contra quienes tuvieron la mala suerte de estar ocupando cargos anhelados por los nuevos. El estilo ahora es despedir o provocar la renuncia a través del hostigamiento y maltrato.

Crear nuevos grupos privilegiados (estilo Castro o Chávez) tampoco significa justicia: siempre quedará una mayoría excluida, especialmente cuando el privilegio se alcanza a costa de quitar a los realmente necesitados servicios básicos que el Estado está en la obligación de proveer; no t favor, sino como obligación.

Hubiera querido dar a este gobierno, y al 2022, siquiera el beneficio de la duda; pero, al menos por ahora, no puedo. Y lo lamento.