A la guerra

Tengamos las cosas claras. Algunas de las mafias volvieron a exponerse, ya que en el Callao del Innombrable y sus piquichones, donde uno pone el dedo, sale la mafia. Y las mafias operan en casi todo el Estado, con lo que muchos jueces, fiscales, funcionarios públicos, políticos y otros caen como fichas de dominó. Seguramente también se expondrán muchas empresas, que excusan su inmoralidad alegando su impotencia ante el podrido sistema que alimentan. La demanda de corrupción genera la oferta de la misma, como sabemos los economistas y todo buen observador.

Es el momento de recuperar otro poco de nuestro país, de ir a la calle a conseguir las firmas necesarias para el referéndum. Ahora es cuando los políticos y otros líderes de buena voluntad nos la jugamos. Se debe definir una agenda de reformas políticas y judiciales, que se someterá al referéndum. Tenemos que conversar con los dirigentes e ir a los medios a argumentar a favor de esta agenda.

No podemos permitir que los politiqueros intenten bloquear la consulta popular incluyendo preguntas sobre tratados internacionales y derechos fundamentales. Saben perfectamente que incluyendo temas populares, pero yendo contra la Constitución, invalidan el referéndum.

El primer ministro salió a diluir el más importante mensaje político que ha dado un presidente en años, a minutos de que lo diera. Y después ha precisado que solo habrá referéndum si el Congreso no aprueba las reformas propuestas por una comisión cuestionable de juristas.

Este no es el momento de “gobernar” a partir de tuits, titulares de diarios, dizque asesores o qué sé yo. Los pusilánimes sobran ahora. Este es el momento de jugárnosla, de quitarle espacio a las mafias y de recuperar otro poco de nuestro país.

Vamos a la guerra. Lo hicimos hace años. Vamos de nuevo.