Las guerreras de Gamarra

El espacio público es para todos y todas, la calle es para la gente, los peruanos y peruanas tenemos derecho a caminar libremente sin que nadie nos lo impida y con seguridad. La calle también es vida, es relación entre la gente, incluso llamamos “tener calle” a tener experiencia y conocimiento de la vida y cultura del barrio.

Gamarra se hizo con su gente, una primera generación fueron ambulantes, una segunda trabajó haciendo confecciones de copias de marcas, al extremo de que alguna marca famosa en el mundo llegó a reconocer que las “copias” de Gamarra eran mejores que sus originales, y una tercera generación que hace sus propias marcas.

El Gamarra del siglo XXI tiene mujeres empresarias a quienes admiro inmensamente, son unas verdaderas tromes de la industria textil, creativas, audaces, arriesgadas, guerreras y campeonas. Cientos de mujeres que sobreviven a las crisis, a las mafias. El nuevo rostro de Gamarra es un rostro de mujer, en las distintas actividades están ellas, diseñando, gestionando, honrando con esfuerzo los préstamos que han tenido que sacar para cumplir con un pedido, están también las mujeres que cortan, cosen, hacen acabados y trabajan horas de horas seguidas para cumplir con los pedidos, porque en Gamarra puedes conseguir lo que parece imposible en cualquier parte del mundo. Aquí merecería revisar qué tipo de legislación se requiere para que este mundo no se detenga y siga con dignidad.

Tenemos también un ejército de mujeres que atienden las necesidades cotidianas de este emporio, vendedoras, contadoras, economistas, canillitas, cocineras, cajeras, administradoras de galerías, empresarias inmobiliarias, arquitectas, ingenieras, especialistas en exportación e importación, mecánicas.

En estos cinco meses de liberación del espacio público del emporio, las he conocido y soy testigo de su compromiso, de su valor y la capacidad de ver el futuro. Desde esta humilde columna mi homenaje a ustedes: Guerreras de Gamarra.