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“Había una vez…
Comienza el abuelito y el nieto se acomoda, inclinando la cabeza sobre la almohada y cogiendo sus rodillas con las dos manos.
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Roberto Lerner,Espacio de crianzahttp://espaciodecrianza.educared.pe
Comienza el abuelito y el nieto se acomoda, inclinando la cabeza sobre la almohada y cogiendo sus rodillas con las dos manos. "…Vacaciones". El niño lo mira intensamente. "¿Y qué era eso", pregunta. "Bueno, luego de un año estudiando, lleno de tareas y deberes, venía una época libre de obligaciones, digamos que algo vacía de lo tal, que debe hacerse para lograr cual, de la manera así, a la hora asá, porque otros, que saben mucho, lo han organizado para los que saben poco", dice el viejo.
El pequeño entreabre la boca y deja ver sus dientes en medio de una sonrisa incrédula. "O sea, que sin otro colegio en la casa, en el club, en un instituto, en la playa; sin talleres, terapias, apoyos; sin que alguien te esté enseñando algo, entrenando, preparando, remediando?", pregunta. "¿Ocioso y sin hacer nada?", insiste.
El abuelo suspira y le revuelve el pelo a su engreído. "Bueno, sí, las vacaciones podrían ser algo distinto a un colegio con otros nombres y en otros lugares, ¿no te parece?", y añade: "si uno siempre está recibiendo lecciones que son iguales para todos, a una hora fija, sobre algo que otros deciden, ¿de dónde vendrán las buenas ideas y las preguntas interesantes, cómo hacemos para meternos dentro de nosotros mismos por un rato, desde dónde miramos nuestras vidas y lo que nos rodea, cómo nos sorprendemos y nos damos la oportunidad de encontrar lo que no estábamos buscando, de saber lo que no sabemos e ignoramos, de no hacer negocio, que viene del "no ocio", sí, de explorar el ocio?".
"Me gustan tus cuentos, abuelo", dice el nieto y concluye: "este se lo voy a contar a mis papis". Colorín colorado…
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