Hoy es un día clave en Venezuela y por supuesto en toda la región, porque en países como el Perú hemos tenido que cargarnos con toda la responsabilidad de la mayor crisis humanitaria originada por el sátrapa de Nicolás Maduro, con los millones de venezolanos que cruzaron nuestra frontera y hoy prácticamente la mayoría se ha quedado en el Perú, incluyendo bandas criminales como el Tren de Aragua.
Hoy es la pretendida juramentación del dictador Maduro por un nuevo sexenio para seguir imponiendo la dictadura chavista a sangre y fuego, además de una persecución política y violaciones a los derechos humanos donde la paranoia del gobierno de Maduro llega a los extremos, y su secuaz Diosdado Cabello amenaza con meter a la cárcel a quien se atreva cuestionar el fraude de la última elección presidencial.
Acá no se salvan ni los expresidentes de Latinoamérica que tienen acordado hacerse presentes hoy en Caracas, junto al presidente electo Edmundo González ante el Parlamento para prestar juramento. Las amenazas de Diosdado Cabello son, en realidad, la muestra de la desesperación del régimen de Maduro, que ostenta el poder, pero sabe bien que ha perdido legitimidad y que el fraude ha sido demostrado, por lo que hasta ha perdido el soporte de Lula y Petro, que le han dado aire a estos últimos meses de gobierno, pero que se hace insostenible su continuidad.
La situación es crítica después de la detención y liberación de María Corina Machado y las movilizaciones multitudinarias que se han dado ayer en Caracas y en varias capitales de Latinoamérica en contra de la pretensión de perennizarse en el poder y consumar el fraude en Venezuela; el futuro del régimen chavista es incierto y estas imposiciones en el poder van a significar probablemente su caída. Considero que estamos en la cuenta regresiva para el fin del régimen chavista.
Y como corolario de esta triste historia en Venezuela, hay que tener presente que los conspicuos representantes de la izquierda en el Perú —para que se entienda, convenidos y oportunistas—, hoy están callados, ni siquiera han puesto un post en X para condenar el régimen dictatorial de Maduro que quiere hoy consumar uno de los mayores fraudes de la historia latinoamericana, manchando a la izquierda y el progresismo. Hay que recordarles a mis camaradas que no criticar lo que pasa en Venezuela es muestra del doble rasero y se les recordará cuando pretendan enarbolar banderas de defensa de la democracia y los derechos humanos.