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Sipán sin señorío
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A pocos días de que venza la inmunidad de la que gozaban los parlamentarios del disuelto Congreso, Mauricio Mulder ha anunciado que, como Luciana León pidió la suspensión de su militancia en el Apra, en el partido están evaluando plantear que sea reemplazada por Javier Velásquez Quesquén en la Comisión Permanente: un oportuno y criollísimo enroque que lo salvaría de los procesos judiciales que pronto tendrá que enfrentar, ya que los miembros de esa comisión, en cambio, mantendrán todavía su inmunidad.
Velásquez Quesquén está siendo investigado por presuntos delitos de cohecho pasivo impropio y tráfico de influencias en el contexto del caso Los Temerarios del Crimen, la organización delictiva que operaba en Chiclayo, aparentemente bajo el mando del exalcalde de la localidad, David Cornejo Chinguel.
Esto aparte de que, en la abigarrada lista de codinomes que la Fiscalía ha logrado descifrar gracias al testimonio de Jorge Barata y la documentación entregada por Odebrecht, figura uno que se le atribuye al exlegislador aprista, ‘Sipán’, apodo con el que se le conoce desde hace algunos años en el mundo de la política, y cuya confirmación quizá tengamos en noviembre, cuando se realice la siguiente ronda de interrogatorios con el ejecutivo de la constructora brasileña.
La jugada sería perfecta, pues, aunque Luciana León quedaría librada a su destino judicial –audios difundidos en los últimos días comprometen aún más su situación respecto a sus presuntos vínculos con la organización criminal Los Intocables Ediles–, Velásquez Quesquén, más bien, se libraría de él.
Coincidentemente, el Partido Aprista Peruano acaba de celebrar la elección de una nueva dirigencia. En comicios internos, realizados a puerta cerrada, la lista encabezada por el octogenario exgobernador de Piura César Trelles Lara, e integrada por Mauricio Mulder, entre otros dirigentes menos conocidos, se impuso a la de un “histórico” como Carlos Roca. Los gritos de fraude y las acusaciones de trampas cometidas por la lista ganadora lograron hacerse oír entre el raleado tronar de las famosas palmas apristas.
Es triste que el partido fundado por Haya de la Torre en 1924 vaya entrando en lo que muchos consideran el ocaso definitivo de su historia, seguido invariablemente de acusaciones de sobornos, blindaje a delincuentes, vendimias políticas, maniobras bajo la mesa e inmoralidades de todo tipo.
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