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[OPINA] José Luis Gil: “Renovación forzada”
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"El hecho protagonizado por la congresista de Fuerza Popular, María Cordero Jon Tay, quien, según los medios y los vergonzosos audios difundidos, con la frase “vamos al cajero de una vez”, desnuda la tragedia de la falta de decencia en algunos de los llam
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El desagradable asunto de las “mochadas” o recorte compulsivo (y abusivo) de sueldos de los asesores de los congresistas es un escándalo con connotación penal y no tiene ningún argumento que lo justifique. El hecho protagonizado por la congresista de Fuerza Popular, María Cordero Jon Tay, quien, según los medios y los vergonzosos audios difundidos, con la frase “vamos al cajero de una vez”, desnuda la tragedia de la falta de decencia en algunos de los llamados padres de la patria. Por eso, no le falta razón a Martha Moyano, primera vicepresidenta del Congreso, al no aceptar la renuncia de la infractora, y más bien, solicitar su desafuero inmediato. No hay otra salida.
Pero este no es el único caso. A la congresista Rosío Torres, de Alianza para el Progreso, parece que no le bastó tener “plata como cancha” con los sueldos y beneficios parlamentarios, sino que, prefirió recurrir a los magros bolsillos de sus asesores con la misma modalidad de Cordero Jon Tay. Otras tres congresistas más están en las mismas. Una vergüenza total. Esta situación parece haber colmado la paciencia de una buena parte de los congresistas, quienes se disponen a hacer un acto higiénico y desaforar a todos, a manera de “renovación”, pero no por tercios, sino por ‘mochadores’. Estaremos vigilantes.
La raíz de todo esto está en la oferta política de los partidos, quienes, por acción u omisión, promueven que los candidatos no cumplan con la ley y permiten prebendas soterradas en las campañas electorales. Quienes ejercen esta práctica ilegal e inhumana olvidan que son ellos los que tienen el compromiso con el país y deben cubrir sus deudas con sus propios esfuerzos y no del sueldo del personal que contratan para su servicio. El dinero de todos los peruanos pagando las deudas de quienes entraron con mañas al Congreso por medio de la extorsión es intolerable.
Los ‘mochadores’, ‘Los Niños’, los ‘viajeros’ y a los que les encanta el trabajo virtual cuando se trata del Congreso, y presencial cuando se trata de salir del país, son un lastre que ha contribuido ostensiblemente al desprestigio de un Congreso del que todos esperamos más. La situación es tan frágil que los “buitres” de la política están dando vueltas por el Congreso para acabar con él y hacerse del poder nuevamente, como en gestiones anteriores.
Tal vez sea la oportunidad que estuvo buscando el Congreso para relevar o reemplazar a quienes no merecen la alta distinción de representar al pueblo, ni las tareas de legislar, representar y fiscalizar que el país les ha encargado. Esperamos que los accesitarios de los infractores desaforados pongan las “barbas en remojo” y no se presten a estas distorsiones, al contrario, que demuestren que tienen las calidades para ejercer con integridad y dignidad el cargo público al que accedieron. ¡Sí se puede!
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