El presidente José Jerí inicia su interina gestión con un 45% de aprobación, de acuerdo a Ipsos. Una cifra exorbitante si se compara con la casi inexistente aprobación que tenía su antecesora,
Este nivel de aprobación puede ser la efímera “luna de miel” que suelen gozar los presidentes que recién asumen, algo que no sucedió con Dina Boluarte. Sin embargo, las expectativas de la población no necesariamente son las mismas que cuando inicia un nuevo gobierno, no solo porque puede percibirse que el actual gobierno emana del Congreso, sino también porque durará nueve meses.
El inicio de Jerí ha sido positivo. El mandatario ha sabido diferenciarse del gobierno anterior en cuanto a comunicación. De tener una mandataria que proponía como solución al crimen no contestar el teléfono a extorsionadores, arremetía contra los medios y repetía que el Perú vive en paz, se pasó a tener un presidente que responde a la prensa, participa en operativos y anuncia reformas. Si bien son gestos pequeños, en una sociedad que ha vivido tres años de indiferencia absoluta por parte de la presidenta y sus ministros, significan un avance.
El Ejecutivo debe tener en cuenta que esa aprobación puede disolverse antes de fin de año si no se obtienen resultados concretos. Sin embargo, el mandatario tiene la ventaja de que el Congreso está en época electoral y difícilmente los congresistas quieran enfrentarse a un presidente relativamente popular. Ante ello, el Ejecutivo puede impulsar una agenda intensa de seguridad y responsabilidad económica, así sea generando roces con el Legislativo. Esto parece haberlo entendido bien el premier, quien anunció que evalúa acudir al TC por leyes que desestabilizan el equilibrio fiscal. Otro punto importante es que el Ejecutivo recorra provincias, reactive obras y restablezca la autoridad.