La esperpéntica imagen de la cédula de votación proyectada por la ONPE para las elecciones generales del próximo año, publicada el domingo en Perú21, debe haber generado preocupación en los electores. Y resulta comprensible. Es muy posible que tengan que enfrentarse, en la cabina de sufragio, a un papel —un papelón, podría decirse— de más de 65 centímetros de largo, con una baraja inacabable de opciones para votar por diferentes autoridades.
Según el cálculo, participarían 50 partidos para elegir una plancha presidencial, un senador, un diputado y un parlamentario andino. Es decir, cinco columnas verticales repartidas en dos enormes cédulas. Una verdadera barbaridad que no hará sino generar confusión, amén de retardar absurdamente la emisión de cada voto.
Como recordó Álvaro Henzler, presidente de la Asociación Civil Transparencia, esta indeseable proliferación tiene su origen en dos razones: una positiva, que tiene que ver con la restitución de la bicameralidad, y otra negativa, que se relaciona con la eliminación de las PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), lo cual ha terminado generando una atomización partidaria sin precedentes en la historia del Perú y quizás pocas veces vista en las democracias del planeta. Pero “si en 2021 fue una tómbola la elección, esta (podría ser) una ruleta rusa”, remachó el analista.
Congresistas y expertos coinciden en que la única manera de reducir esa cédula y agilizar el trámite es alentando la formación de alianzas electorales. Y para ello, como ya se ha dicho, se debe ampliar el plazo de inscripción de estas, que el JNE ha propuesto para el 12 de mayo.
El titular del organismo electoral ha aceptado alargar este plazo, pero no hasta octubre, como han sugerido algunos parlamentarios y recientemente ha planteado el colectivo Peruanos de Estado. Sea cual fuese el nuevo periodo, el JNE debe anunciar a la brevedad posible el cronograma oficial, para que los más de 40 partidos políticos inscritos aceleren las conversaciones con miras a formar frentes.
Y no se trata solamente de sentido práctico para confeccionar una cédula más razonable, sino de limitar el abanico político para que al elector se le ofrezcan opciones diferenciadas y claras, cada cual reagrupada, obviamente, según sus propuestas respecto a los temas medulares del país.
Esperemos que en el JNE analicen el tema con cabeza fría, pensando en el futuro del país y el de la democracia. El plazo para inscribir frentes debe extenderse, sí o sí.