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Pensando en el 2021
“Por supuesto, sectores extremistas a cada lado incentivan dicho intercambio, ya que es allí donde reside su ventaja competitiva en elecciones”.
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Es increíble la facilidad con la cual se enrarece el ambiente político nacional. Cierto, las elecciones de 2016 dejaron la cancha servida para múltiples confrontaciones (el Ejecutivo en manos ppkausas, con final de fotografía, y el Legislativo en mayoría fujimorista), pero hace tan solo un par de semanas el gobierno y el fujimorismo intercambiaban ideas, las investigaciones de la Fiscalía –siempre incómodas– discurrían en fueros internos y el Tribunal Constitucional no era prioridad en la agenda fujimorista.
Hoy, sin embargo, el barullo es total: los miembros del TC y el fiscal de la Nación con acusaciones constitucionales, en este último caso impulsada por los fujimoristas, a quienes se les han reabierto investigaciones; el presidente bajo nuevas amenazas, y por, obvias razones, lo más probable es que las distancias entre el gobierno y la oposición se incrementen antes que se reduzcan.
Sin entrar a discutir quién tiene razón en qué y por qué, sería importante tratar de entender cómo llegamos a esta situación.
Para empezar, las elecciones de 2016: pasaron a la segunda vuelta dos partidos que no encontraron otra forma de ganar votos que desprestigiando a su contendiente. Alguien tenía que ganar, y ya sabemos cómo acabó eso.
Luego está el comienzo del gobierno ppkausa, el cual asumió desde el inicio que no tenía nada que negociar o conversar con el fujimorismo. El fujimorismo, por su parte, no asumió bien la derrota. Trece meses por dicho sendero han dejado a ambas fuerzas en posición de combate. Basta una chispa para que se reanude el fuego cruzado. Por supuesto, sectores extremistas a cada lado incentivan dicho intercambio, ya que es allí donde reside su ventaja competitiva en elecciones.El problema central de esta situación, sin –de nuevo– entrar a debatir quién tiene o no la razón, es que a este paso perderemos estos cinco años (como perdimos, finalmente, el quinquenio anterior). Y si esta lectura es correcta, lo más probable es que los intercambios escalen antes que amainen. Encima, la caída del gabinete Zavala dejó a ambas fuerzas con pocas estrategias de salida. ¿Cómo llegaremos, así, al 2021?
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