PUBLICIDAD
La rodilla en el cuello
Imagen
Fecha Actualización
“La razón por la que no podemos ser lo que queremos y soñamos es que tu rodilla sigue en nuestro cuello”. Las palabras del reverendo Al Sharpton –histórico activista afroamericano– resuenan frente al féretro de George Floyd. Son ya 16 días continuos de protestas en más de 140 ciudades de Estados Unidos. La CIDH ha condenado enérgicamente el asesinato cruel por abuso policial. Lo califica como parte de una situación estructural de discriminación. Esto es ni aislado ni espontáneo, sino generalizado y sistemático.
El presidente Vizcarra ha dicho con acierto que no es un problema lejano, sino que también es nuestro. Ipsos encontró en 2018 que 31% de la población reportaba haber sido víctima de discriminación en los últimos 12 meses. Aquí se maltrata, posterga y excluye por color de piel, pobreza, sexo, discapacidad, nacionalidad, orientación sexual y un largo etc. A veces directamente o, dadas las desigualdades, como efecto indirecto de políticas mal diseñadas. De esta forma se niega el goce de derechos y se destruyen posibilidades de realización de muchas personas. En estos días dramáticos lo vemos, por ejemplo, en el acceso a la salud, educación y vivienda. También en la discusión sobre paridad y alternancia o el olvido de los pueblos indígenas.
Para cambiar, primero hay que entender. Debemos abrir la mente con humildad para escuchar y aprender de experiencias ajenas. Es el camino para encontrar soluciones. Por ello, como dice Sharpton, hay una diferencia importante entre quienes piden paz y los que piden silencio.
La promesa de igualdad es una deuda de la república. La rodilla en el cuello que acompaña la vida peruana puede ser a veces más velada que en el asesinato de Floyd, pero es igual de violenta.
PUBLICIDAD
ULTIMAS NOTICIAS
Imagen
Imagen
Imagen
PUBLICIDAD