La tribu urbana de los payasos iletrados

Como bien conversaba con un amigo, los “dignos” que jamás votarían por Keiko son esos jóvenes tatuadazos (como antes solo lo hacían los delincuentes y marineros), con peinado “low-fade” (el otrora “corte alemán”, estilo horroroso al que te obligaba tu viejo cuando eras escolar primario, con el fumador peluquero japonés. Común entre futbolistas y raperos), barba “full bear” (o sea, mismo Guerra Civil USA, como ese felpudo en la cara que se ha dejado el analista Alberto Vergara Paniagua para albergar los restos de la sopa o de la carapulcra), con piercings (estrambótica práctica de insertarse metales en las narices, bocas, genitales, ombligos y orejas, tipo tribus primitivas), con polos viejos de unas dos veces su talla, con jean con huecos en la rodilla (y todos lados, mismo mendigo), con zapatillas aparatosas en forma y colores (y muy caras para ser solo simples zapatillas), “knitted hats” (gorras tejidas sin viseras) y lentes hípster (parecidos a los de Gandhi).Se mueven en bicicletas vintage (modelo de la abuela, con canastita) y taxis (la mayoría no sabe manejar), fuman “vapers” o tabaco “roleado” (y yerba potente), se meten hartos químicos (“XTC”, “keta”), liban “Jäger” (o de todo), lo que más le interesa es tener celulares fichos, oyen una música de mierda, al queque le dicen cup-cakes, “barranquean”, se sienten en el paraíso en un Starbucks y están obsesionados con el Internet. Se alucinan creativos, sensibles, especiales y cibernéticos, pero el 80% son unos inútiles veintiañeros tardíos o treintones (y hasta cuarentones incipientes), que de una manera u otra aún “pican” a sus padres (los “viejos lesbianos”). Son unos ignorantes colosales que nunca leen, prejuiciosos, rojimios de Verónika y la PUCP, tipos dominados por lo “políticamente correcto” y las feminazis. ¡Patéticos! ¡Que el comunismo les devore si gana por ellos!