- De Gorriti se pueden decir muchas cosas, menos que no es inteligente y manipulador. ¿O acaso creen que ha sido casualidad que haya salido a dar declaraciones donde sus amiguitos de La República —medio en el que incluso fue un fugaz director— justo poquito después de que nuestro insigne, veloz y eficaz PJ haya dictaminado una prisión preventiva para el mafioso Barata de Odebrecht (desde Brasil hasta Lima se han oído las carcajadas de Barata cuando se enteró de eso)?
¡De verdad, a Gorriti lo deberían nombrar gerente general de la Refinería de Conchán! Es alucinante el desparpajo con que sermonea al resto sobre periodismo en esa entrevista, cuando ya sabemos, por las declaraciones del colaborador Villanueva, todo el mangoneo que hizo en el MP con los fiscales Vela y Pérez.
Está muy equivocado Gorriti si cree que direccionar investigaciones contra sus enemigos políticos, abusar de acusaciones absurdas contra estos (“lavado de activos”), coordinar la aparición de notas para facilitar sus detenciones, cortar diligencias fiscales a telefonazos y defender ardorosamente acuerdos lesivos al país es “periodismo de investigación”.
- Como, gracias básicamente a la traición de la magistrada Luz Pacheco y las manipulaciones del magistrado ‘Eloy’ Monteagudo, el TC le dio la razón al PJ en su contencioso con el Congreso, ahora el TC es un ente perfecto y neutral para la caviarada y no el títere fujicerronista, como lo calificaban hasta la semana pasada…
- Esa columna en El País recientemente escrita por el obispo limeño Castillo sobre el Sodalitium nos reveló una ideología muy izquierdista (ojo: esto lo digo muy al margen de sus críticas al indefendible Sodalitium, aunque allí también se percibe una ofensiva de los jesuitas contra estos. Bergoglio no ha sido así de implacable con otros grupos de religiosos enfermizos). Todo ese rollo de la teología de la liberación, y otras yerbas que invoca, lo muestran como un marxistoide. ¡Gracias, Bergoglio, por enchufarnos a este rojimio!