La letanía del mensaje presidencial trajo mucho ruido y pocas nueces; amén de gala de soberbia cuando en la parte introductoria –síntesis del período– afirma con desparpajo: “Nos propusimos encaminar al país hacia una reactivación firme de la economía con un decidido impulso a las grandes obras públicas de infraestructura, obras que generen empleos y oportunidades para todos los peruanos”. Después de enumerar una serie de datos hiperbolizados sobre inversiones, generación de empleo, crecimiento, inflación, etc., sintetiza: “Estas cifras son una realidad concreta y verificable fruto del trabajo de todas las peruanas y peruanos”.
A la sazón, ningún mea culpa. Se olvida que el resultado de su primer año de gestión-diciembre de 2023 el PBI cayó 0.6% –la peor caída de los últimos 25 años–, la pobreza retrocedió 13 años, sin contar a 2020 que fue impactado por la pandemia. Al país le tomará 20 años regresar a la tasa de pobreza de 2019; siendo que más de medio millón de peruanos ha caído en esta condición en solo un año. La pregunta es esta: ¿la Sra. Boluarte adolece de miopía frente a la realidad, supina ignorancia o soberbia?
En el éxtasis del cinismo, señaló sin inmutarse: “¡Ni esta presidenta, ni ninguna de nuestras ministras y ministros, están involucrados en actos de corrupción! (…) ¡porque esta presidenta no los tolerará!”.
El flanco más débil de sus imperfecciones y vulnerabilidades es precisamente sus actos reñidos con la licitud. No obstante, en su mensaje deja resquicios que generan dudas de un manejo transparente, como el poco imaginativo proyecto de recuperación histórica y ancestral de 120,000 hectáreas de andenes en toda la sierra y ceja de selva del Perú, que se ejecutará con una inversión de 650 millones de soles y los 521 tambos ubicados en 22 regiones. Estos proyectos atomizados, dispersos y sin control, facilitan el latrocinio y no hacen más que alimentar la voracidad de la cleptocracia. ¿Ingenuidad o gula?
La farsa tras el Megapuerto de Chancay. En el discurso en comentario, la mandataria señaló que fortalecerá los centros de empleo, con el objetivo de intermediar y colocar en trabajos formales a más de 90,000 personas, teniendo como foco el Megapuerto de Chancay y la ciudad portuaria Jorge Chávez, entre otros. Quizá no le informaron a la presidenta que Chancay tendrá el primer puerto inteligente de Sudamérica, totalmente automatizado y que solo empleará a 700 personas. Sobre estos y otros proyectos, se han levantado cantos de sirena creando falsas expectativas. ¿Miseria o avaricia?
En fin, el tema da para mucho más. Por ahora les pido que sean indulgentes con este humilde servidor.
Perú21 ePaper, ingresa aquí y pruébalo gratis.