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Luis Davelouis: Malportados
“Algunos se portan mal a sabiendas y sin vergüenza y sin necesidad alguna de justificación para sí ni para nadie. Eso es la iniciativa para que el Estado regrese a los nefastos arbitrajes”.
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Hay decenas de estudios que muestran con bastante claridad que, en promedio, las personas suelen ceder con más facilidad a la tentación de portarse mal cuando no hay nadie mirándolas, incluso más que cuando su "travesura" puede quedar impune habiendo testigos. Pero Nadie quiere ser atrapado in fraganti ni ser considerado deshonesto, ni siquiera a los propios ojos. La manera en la que este tipo de conductas se racionalizan suelen ser siempre las mismas y están basadas, casi todas ellas, en una idea que dice más o menos: "esto no le hace daño a nadie" o "esto (que estoy haciendo) es insignificante". Es decir, las personas a veces se permiten ser deshonestas delante de sus propios ojos, pero jamás delante de los ojos de los demás. Estamos hablando, claramente, de personas normales, no de delincuentes.
Por eso, siempre pensé que cuando los grandes corruptos de nuestro país (en el sector público y privado, de ex presidentes y CEO hasta secretarias y portapliegos) cometían alguna fechoría, lo hacían tratando de convencerse de que eso que hacían era "por el bien de país", "por el bien de los trabajadores", "por el bien de los accionistas" porque "no le hace daño a nadie coimear a alguien para que el papelito salga más rápido" o la Sunat me devuelva lo que me debe porque "¿por qué voy a pagar tantos impuestos si doy tanto trabajo?".
Pero estaba equivocado: algunos se portan mal a sabiendas y sin vergüenza y sin necesidad alguna de justificación para sí ni para nadie. Eso es la iniciativa para que el Estado regrese a los nefastos arbitrajes que Orellana (¡hola, Calle!) convirtió en industria delincuencial o la abortada iniciativa para despenalizar la minería ilegal, por ejemplo.PD: ¿se habrá soltado Zavala?
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