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Malos gestores a sus casas
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El contralor general de la República, Nelson Shack, ha formulado una propuesta –que, según indica, plasmará en un proyecto de ley– para inhabilitar a los malos funcionarios que no ejecutan los presupuestos asignados a obras de prevención ante desastres climáticos, por ejemplo.
Y es que resulta inaceptable que los gobiernos regionales y locales continúen sin gastar en la defensa de la vida de sus conciudadanos, peor aún si la llegada del Niño Global está ya a la vuelta de la esquina. La improvisación se mantiene como uno de los lastres más arraigados en las gestiones de estas gobernaturas subnacionales.
“No gastar debe ser una responsabilidad objetiva de las autoridades administrativas y con esa infracción, la CGR podría inhabilitarlos para el ejercicio de la función pública”, ha argumentado Shack. Y razón no le falta. Es más, hasta podría tipificarse fácilmente como delito, pues no hacer a tiempo y bien una obra de prevención podría representar la pérdida de vidas humanas o millonarios daños materiales y económicos. Si la negligencia cobra vidas, alguien debe responder por ello.
Ante la sesión de la Comisión Especial de Seguimiento a Emergencias y Gestión de Riesgos de Desastres COVID-19 del Congreso, las palabras de Shack Yalta sonaron más que sensatas, pero está por verse si los así llamados padres de la Patria coinciden con la iniciativa del contralor. O prefieren amarrarse con los malos políticos regionales.
Resulta incomprensible que estas administraciones se pasen la vida tirando el dinero que les traslada el gobierno central en obras muchas veces cosméticas, inútiles, dejando de lado las necesidades más urgentes de sus comunidades. Y en estos momentos la prioridad debería ser el apertrechamiento y la planificación para lo que ya se ha anunciado de manera oficial. Un Fenómeno de El Niño que puede ser extremadamente destructivo para las ciudades de la costa peruana.
Pareciera que las autoridades regionales creen que la emergencia ya es periódico de ayer, como dice la canción, cuando lo que se sabe es que lo peor de esta alteración climática todavía está por venir. Aunque no es tarde para apurar las obras de contención y defensa, y si aun así, gobernadores y alcaldes quedan otra vez en evidencia, sobre ellos debería caer todo el peso de la ley.
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