Ud. lector, en más de una oportunidad debe de haber escuchado o incluso usado frases como estas: “menos es más”, “listado de lavandería” o “cajón de sastre”.
En su mensaje a la nación por Fiestas Patrias, el pasado 28, la presidenta Boluarte entregó, durante casi cinco horas, datos, cifras y promesas, proyectó un video y se despidió en quechua, asháninca y aymara. El hemiciclo del Congreso mostró escasa asistencia y a algunos presentes cabeceando y hasta echándose una buena siesta. Los que se quedaron en casa prepararon el almuerzo, se lo comieron, hicieron sobremesa y la señora Boluarte seguía hablando.
¿Alguien cree posible mantener la atención de una audiencia durante cinco horas? Los expertos dicen que no. El biólogo molecular John Medina, autor de Brain Rules, por ejemplo, sostiene que al cabo de diez minutos la atención, inevitablemente, decae. Estrategias para recuperarla hay varias, pero el 28 no se vieron. Por supuesto, un mensaje a la nación no puede durar diez minutos, pero tampoco cinco horas.
Algunas fuentes atribuyen a Churchill la afirmación de que necesitaba más horas para armar un buen discurso de 15 minutos que una presentación de dos horas. En todo caso, el trabajo de un editor hábil con las tijeras y con los secretos de una buena redacción para mantener el interés puede ayudar.
¿Qué significa “menos es más”? Esta expresión, atribuida al arquitecto minimalista Mies Van der Rohe, subraya que es en la sencillez donde está la eficiencia. Es decir, de nada sirven los “listados de lavandería” (donde todo se mezcla sin orden ni concierto) ni el “cajón de sastre” (donde van a parar los retazos que van sobrando).
El frondoso mensaje a la nación de la presidenta Boluarte, no obstante, contiene elementos importantes que vale la pena rescatar entre tantos retazos, sin orden ni concierto.
Los proyectos mineros que se ha comprometido a desarrollar, así como el cierre de brechas en infraestructura, por ejemplo, son aspectos en los que debe concentrarse la atención. Allí, precisamente, es donde lo público debe conversar con lo privado para impulsarlos y lograr un crecimiento del PBI aún mayor al 3.1% pronosticado por el gobierno para cerrar este 2024.
Tanto para hacer un buen discurso como para ejecutar obras es necesario un ejercicio de priorización y realismo que construya puentes, identifique a los stakeholders relevantes y establezca tareas concretas que puedan ser medidas con transparencia y en beneficio de todos los peruanos.