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Mercado y amor
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Roberto Lerner,Espacio de crianzahttp://blogs.educared.org/espaciodecrianza/
"Vale por un día de obediencia", "vale por un día sin pelearme con mis hermanos", "vale por un día de besuqueos tuyos sin protestas de mi parte", y, así, en nueve sendos y bien trabajados cartoncitos llegó el regalo para el Día de la Madre.
"Imagínate" —me dice la mamá, una mujer agradable, que siempre parece estar dando examen cuando habla de su papel de madre, sobre todo si a su costado está sentada una de sus dos hijas, una jovencita de 13 que, por su lado, la mayor parte del tiempo está con el ceño fruncido, ocultando una sonrisa que, cuando aparece, es especialmente dulce— "ni que fuera una promoción comercial".
"Pero tú nunca me regalas nada, ni por mi cumpleaños, y los regalos que yo te doy casi nunca los usas", retruca la adolescente, mirándola con gran intensidad. "Es verdad, pero te compro casi todo lo que pides. Tienes todo lo que necesitas y mucho más, ciertamente lo que el 90% de los niños en el mundo soñarían", argumenta la madre. Se trata, es cierto, de una familia acomodada.
"Bueno", reflexiono, dirigiéndome a la madre, "acabas de situar las cosas dentro de una lógica de mercado. Sus necesidades están cubiertas, sus deseos encuentran respuestas, en el nivel de todos los días, sin requerir de una fecha especial. ¿De qué se queja? Sin embargo, entonces, ¿de qué te puedes quejar tú cuando ella te propone satisfacer algunos de tus requerimientos con el lenguaje del mercado?", concluyo.
Y, sí, son dos áreas: la de los sentimientos entre personas que se aman y la de las transacciones comerciales, la de los pactos y la de los tratados, ambas legítimas, pero con lógicas distintas. Mezclarlas confunde.
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