Natalia Sobrevilla, historiadora
Leer nos abre la puerta a otros mundos, a otros tiempos, a todo lo que podamos imaginar. Recuerdo decirles a mis niños cuando aprendieron a leer que tenían una suerte inmensa, ya que, desde ese momento en adelante, podrían acceder, a través de lo escrito, a innumerables posibilidades que les permitirían ver no solo el mundo, sino todos los que se han podido alguna vez concebir. La habilidad de leer es, al fin y al cabo, un pasaporte a todo lo real y lo imaginario.
Esto no quiere decir que las sociedades ágrafas no puedan crear, imaginar y registrar cuentos, historias y todo tipo de eventos reales o imaginarios. La capacidad humana es interminable, pero la posibilidad de atrapar relatos hace de la lectura un valor particularmente especial.
La historia, al igual que la literatura, se basa principalmente en lo escrito. La primera busca entender las sociedades del pasado enfocándose en entender lo que sucedió, mientras que la segunda está menos atada a los hechos. Todas las humanidades que se centran en estudiar lo que nos hace pensar y sentir, y ese sin duda es, para mí, el principal valor de la lectura.
Abelardo Sánchez León, escritor
La lectura tiene un valor importante: busca la soledad, nos aleja momentáneamente del mundanal ruido y después nos regresa a la realidad inmediata. Durante una o dos horas somos el mismo y también somos otro. Pero, sobre todo, estamos solos, y, sin embargo, muy bien acompañados: conversamos con un amigo inteligente. Uno puede ver televisión y cocinar y conversar a la vez; puede escuchar radio y manejar en Lima; consultar su celular y caminar y almorzar. Leer es un acto solitario que nos comunica profundamente con nuestros semejantes. Leer significa la posibilidad de respetar mucho más a las personas que viven cerca y lejos. Nos permite compartir. Tener ideas propias y ajenas. No me refiero a las lecturas especializadas. En este momento me refiero a las lecturas humanistas, que funcionan como un vasto sustrato desde donde nos levantamos y le damos sentido a nuestra vida. Primero hay que ser y después hacer.