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[Opinión] Yesenia Álvarez: El abandono del gobierno a los niños con cáncer
“No hay camas, y muchas veces los niños mueren en sillas esperando la atención y medicinas”.
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El miércoles por la noche se conoció en Twitter el caso desgarrador de un niño con cáncer que lloraba adolorido mientras se desangraba en la sala de emergencia del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN). Desde allí, su padre desesperado pedía ayuda para que pueda ser atendido. El angelito de casi dos años de edad murió al amanecer desamparado por el Estado y por este gobierno, y nos recordó el hecho funesto de que en el Perú cada día muere un niño con cáncer.
Una vez más el Estado le falla cruelmente a sus ciudadanos más vulnerables. En mayo, el presidente Castillo, en una ceremonia, ofreció más de 4 mil millones de soles para asegurar un tratamiento adecuado para los niños con cáncer, pero esos fondos nunca llegaron, ni podían llegar porque nunca estuvo presupuestado. La máxima autoridad del país, en una indolencia escalofriante, utilizó a los niños con cáncer como propaganda política y jugó con su salud y sus esperanzas. Después de esta farsa en Palacio, más de 120 niños han fallecido según Karina Pujay del Colectivo Ley del Cáncer Infantil, entre ellos algunos que escucharon y abrazaron ilusionados al presidente.
A la fecha nada ha mejorado para la atención de niños con cáncer y desde varias asociaciones de lucha se denuncia que, en general, los pacientes están muriendo no solo por la enfermedad sino por la desidia, la burocracia, la ineficiencia y la corrupción del Estado. Hay serios problemas de gestión, falta de medicamentos, y largos plazos de espera para el diagnóstico y acceso al tratamiento.
Además de enfrentar a la enfermedad, este país le carga a los pacientes con cáncer salas de emergencia insensibles, con personal de salud que no está preparado para tratar y comprender a quienes atraviesan una situación grave que los enfrenta con la muerte.
María Teresa Dulanto, activista de los Ángeles de Los Arenales, quien denunció el dramático caso, reporta que " no hay camas, y muchas veces los niños mueren en sillas esperando la atención y las medicinas”. Ella explica que no hay una sala de emergencia pediátrica separada y que niños adoloridos por la enfermedad deben compartir el sufrimiento de la espera con adultos gritando también de dolor en una emergencia colapsada. Si para un adulto es difícil enfrentar el cáncer, pónganse a pensar en el terror que deben sentir aquellos niños totalmente abandonados por un sistema hostil con las esperanzas de vivir, las cuales –sabemos– son tan necesarias para ayudar a vencer este padecimiento. Por eso, es imperdonable que nos quedemos callados ante un gobierno que maltrata, abandona y deja morir a niños en una sala de emergencia.
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