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Nuestra Lima
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¡Lima está de fiesta! Ha cumplido 485 años de fundación española, una verdad histórica que todos los limeños conocen y una fecha que debemos celebrar con alegría y emoción. Debe ser ocasión también para compartir algunos tesoros que guarda nuestra ciudad.
En las bóvedas del Palacio Municipal de Lima se conservan numerosos documentos históricos que nos hablan del nacimiento de la ciudad. Entre ellos está el Acta de Fundación de la Ciudad, que forma parte del libro 1 de Cabildos de Lima, 1534-1539, folio 23 anverso y reverso, donde se narra cómo fue aquel 18 de enero de 1535.
Haciendo un esfuerzo de lectura, porque está escrito en castellano antiguo que lo hace algo difícil de entender, en dicho documento se lee que la fundación ocurrió en lunes, pues el 18 de enero de 1535 cayó en ese día de la semana. Era lunes, entonces, cuando, seguramente en un día cálido como hoy, la comitiva que había partido de Pachacamac buscando el lugar más adecuado para asentar la ciudad, encontró aquí, en las tierras del curaca Taulichusco, el sitio propicio para fundar la capital.
La ciudad se fundó a la ribera del río Rímac, pues ello convenía, como se decía entonces, “al servicio de su majestad”. Su ubicación estratégica y sus recursos abundantes hacían prever que este hermoso lugar sería capaz de albergar a sus ciudadanos y atender, de la mejor manera posible, sus necesidades, así como de hacer realidad sus sueños.
A Lima se la Ilamó la Ciudad de los Reyes en homenaje a los reyes magos. Es por eso que el escudo limeño, ese que se luce en la fachada del Palacio Municipal, Ileva tres coronas guiadas por una estrella en alusión a la estrella de Belén. Tuvieron que pasar más de dos años después de la fundación para tener este escudo, pues recién llegó el 7 de diciembre de 1537. Ese escudo simboliza el alma de nuestra ciudad, enriquecida, al pasar los años, con los aportes de todas las gentes que han nacido aquí o que han venido de otras regiones de nuestro país o de otras partes del mundo a lo largo del tiempo. Lima es, por eso, un Iugar de encuentro, de acogida y asimilación; el lugar donde ocurren fusiones maravillosas y exquisitas.
A partir de ese 18 de enero, la ciudad se desarrolló como si fuese un damero; quizás por la visión militar de Francisco Pizarro, con un fuerte acento centralista que ha marcado la urbe por años.
Su acelerada transformación ha ido generando nuevas demandas, nuevos retos que debemos afrontar de la mano de una población que crece sin cesar. En los últimos tres años, por ejemplo, este crecimiento no ha sido solo por la altísima movilidad migratoria interna, sino también por la externa, al acoger migración latinoamericana de comunidades que se han visto obligadas a dejar sus países.
Este crecimiento presiona sobre las necesidades y servicios básicos de habitación, salud, transporte, educación, cuidado ambiental y seguridad ciudadana, aspectos que son el centro de nuestro trabajo.
A pesar de tantas necesidades, Lima también ha sido escenario de grandes eventos que han atraído la mirada del mundo por su calidad, su belleza y riqueza cultural, por lo cual medios importantes como The New York Times nos ha incluido en la lista de las diez ciudades que se deben visitar en el 2020.
Y es esta realidad la que nos reclama un compromiso personal, a cada uno en su día a día, para hacer de Lima el lugar donde queremos vivir orgullosos de ser protagonistas de nuestra ciudad, como lo fueron en su momento quienes la fundaron.
Es por eso que les propongo un pacto social donde el compromiso ciudadano guíe nuestras acciones y comportamientos, teniendo al ser humano y su dignidad como eje del desarrollo de la ciudad. Un pacto que nos haga conscientes de que una ciudad ordenada, limpia, amable, no depende solamente de las autoridades, sino también de cada ciudadano que respeta las normas, cuida sus parques y monumentos, y hace que sus encuentros con los vecinos sean una oportunidad para servir, ser amable y vivir en armonía.
Como alcalde de Lima, mi compromiso es trabajar sin pausa para facilitar esa convivencia, deponiendo egoísmos y construyendo una ciudad sostenible que parta de la recuperación del Centro Histórico y que se irradie a todo el territorio de nuestra tres veces coronada villa.
¡Que vivan Lima y su gente!
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