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Es nuestro país
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Acá seguirán viviendo mis hijos. Acá vivieron mis antepasados. Uno peleó con el Tayta y fue ministro. Su hijo fue un político ejemplar en el Callao, ahora de las mafias. Mi tío sí bombardeó Leticia. Por el otro lado, un alcalde cambió Lima. Cada quincena temíamos que Sendero matara a mi viejo. Lo menos que puedo hacer, con este ejemplo, y habiendo tenido oportunidades, es participar en política.
Lo menos que pueden hacer si quieren que acabe esta tragedia recurrente es participar en política. Procesar información sesgada y opinar en las redes no es suficiente. Hasta es contraproducente, como lo estamos viendo nada menos que en EE.UU. o Inglaterra. Las mafias no se jubilan. Tenemos que recuperar nuestro país de esta basura. Nadie lo va a hacer por nosotros.
El mundo nos va a volver a dar oportunidades doradas. Cada vez se valora más la diversidad, nuestro principal activo, el que desdeñamos. El potencial que tenemos en biotecnología para medicinas y superalimentos es inmenso. Lo que ya hacemos en turismo y agroindustria es un orgullo. Hay cada vez más instrumentos para conservar la selva y el mar. Tenemos que parar la destrucción.
La integración de los migrantes mejor educados cambiará la política. Tenemos mucho más fuerza para enfrentar a esta mugre organizada, sin escrúpulos, y transversal a la política, los mercas, y muchos ámbitos de la sociedad. Pero tenemos que reconocer la realidad: el emperador del desarrollo peruano está calato. Tenemos que dejar de ser hipócritas con el escándalo del día, y dejarnos de llevar por las narices por los spin doctors de las mafias.
Este es nuestro país, no es cualquier país. Vamos a recuperarlo, vamos a vivir bien, con justicia, y orgullosos. Tenemos que hacerlo.
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