Cada año se estrenan al mismo tiempo las cintas nominadas al Óscar. ¿Qué habría pasado si no hubieran recibido una nominación? ¿Acaso no podríamos verlas jamás en pantalla grande? No han llegado a Lima, culpablemente, varias obras. El retorno (con Ralph Fiennes y Juliette Binoche) relata el regreso de Odiseo, fecundo en ardides, a Ítaca, como un mendigo que solo es reconocido por su perro, Argos, que está agonizando. Lee, cuya realización tomó ocho años, es protagonizada por Kate Winslet, también una de las productoras; cuenta la vida desmesurada de una modelo estadounidense que en París deviene en artista, primero, y en fotógrafa, después, para terminar como reportera durante la Segunda Guerra Mundial. Es suya la imagen bañándose en la tina de Hitler. Otra historia real que tampoco vimos La Orden, sobre el terrorismo neonazi en EE.UU., con un notable Jude Law y el joven, y ya profesional, Nicholas Hoult. Este también protagoniza Jurado número 2, de Clint Eastwood, que nunca llegó. Aún más grave es que en 2022 nos perdimos la mejor actuación de Denzel Washington, en Macbeth, y de Frances Mac Dormand como su demoníaca esposa, dirigidos por Joel Coen, en una versión en blanco y negro. Nick Schager la llamó “obra maestra absoluta”. El cineasta Pancho Ríos Telles nos informa que a estas pérdidas debemos añadir Cerrar los ojos, de Víctor Erice, y La semilla del fruto sagrado, de Mohammad Rasoulof, quien tuvo que escapar de Irán luego de filmarla.
Muchos países han gozado de reestrenos tan importantes como Alien, que nunca he podido ver en pantalla grande, y que, junto con Los duelistas y Blade Runner, es lo mejor que ha dado Ridley Scott. Y regresó a los cines El extraño mundo de Jack. Sin embargo, las distribuidoras decidieron que los peruanos no merecíamos ese privilegio. Estas empresas, claro, atienden a sus intereses, pero también tienen una responsabilidad para con las sociedades donde lucran.
Todo esto es relevante, mas nada se compara con lo ocurrido en 2018. Por los 50 años de su aniversario, el mundo civilizado disfrutó del reestreno de la sublime 2001: una Odisea del espacio. El Perú, parece, no forma parte de ese mundo. Esta omisión califica como crimen de lesa cultura y quisiera saber el nombre del responsable. Jim Snedeker, un músico estadounidense, me preguntó: “¿Sabes que hay cinéfilos que nunca han visto 2001 en el cine?”. Sí, lo sé, yo tampoco.