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[Opinión] Aldo Mariátegui: “Perdemos la batalla digital y se acabó todo”
“¡Parece que ningún caviar trabajó jamás con Toledo o Humala! O incluso con Alan y PPK”.
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- Dos agudos observadores me hicieron hace muy poco hincapié, cada uno en momentos distintos, en que la derecha va a perder DEFINITIVAMENTE la guerra de la narrativa política en el Perú si no entra con todo a combatir al rojerío y la caviarada por las redes. La guerra del relato y la opinión, de la “hegemonía del sentido común”, se está peleando cada vez menos en los medios tradicionales (salvo la radio, que aún pesa mucho en provincias). Coincido con su diagnóstico y con el remedio, que consiste en crear una especie de “think tank” que, por Tik-Tok, Instagram, YouTube, Facebook, Twitter, etc., se dedique a, por un lado, generar una narrativa propia y, por otro, demoler a toda la narrativa del adversario en cuanto esta aparezca. Uno observa valiosos esfuerzos individuales al respecto, pero esto ahora tiene que ser sistemático (los republicanos en USA y VOX en España hace rato que han entendido eso). Ni siquiera es un esfuerzo caro.
- Leía el otro día el libro de Vergara (y varios autores más) y alucinaba con cómo los analistas políticos siempre obvian completamente en sus recuentos sobre el Perú el papel que ha jugado la caviarada en el funcionamiento del Estado, sea vía ministros, funcionarios, consultores, asesores, etc. ¡Parece que ningún caviar trabajó jamás con Toledo o Humala! O incluso con Alan y PPK. Hasta lo hicieron antes con Fujimori (pregúntenle, si no, a Diego García Sayán o a las feministas). Todos, todos los caviares critican o resaltan “la ausencia del Estado” (su cliché favorito) o la inoperancia del mismo como si no hubieran estado tanto tiempo metidos hasta las narices en las políticas públicas y ellos no fueran los presupuestívoros eternos. No dejan de aseverar que la educación, la justicia o la salud pública son un desastre cuando han pululado años por esos ministerios. Y eso que no hablo aquí de la esfera pública en general. Son muy cínicos y ahora pretenden reescribir la historia reciente como si su tribu no hubiera tenido nada que hacer en ella.
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