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¿Vino el lobo?
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En enero de este año, reconocí en mi artículo “Me equivoqué con Pérez” que cometí un error al interpretar las acciones durante las protestas de 2017 en Venezuela y los mensajes enviados por el grupo militar liderado por el brigadier Óscar Pérez como montajes realizados por el servicio secreto cubano, para justificar las agresiones chavistas contra miembros disidentes de las Fuerzas Armadas Bolivarianas y de la oposición política venezolana. Cuando Pérez y sus compañeros fueron masacrados, luego de haberse rendido, quedó claro que sí eran militares patriotas.
El análisis de la supuesta tentativa de magnicidio contra Maduro el 4-8-18 debe tomar en cuenta este precedente. Por supuesto al narcogobierno venezolano le conviene victimizarse y también jactarse de cómo frustró un atentado, pero:
¿Le conviene al chavismo, que se enorgullece de la valentía de sus fuerzas “revolucionarias”, que se vean imágenes de la estampida de guardias nacionales del desfile, consumidos por el pánico?
Un grupo autodenominado Soldados de Franela (Camisa) envió un mensaje atribuyéndose el atentado y, si bien esto podría ser parte de un montaje, el régimen chavista habría cometido el error de inculpar solo a militares para luego acusar también al gobierno de Santos y a políticos de oposición (poco después encarcelaron a opositores como el asambleísta Juan Requesens y piden la extradición del ex presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, exiliado en Colombia).
Jaime Bayly ha insistido en que fue invitado a una reunión donde un grupo de disidentes en el exilio, reunidos en Miami, anunció el atentado con dos pequeños drones. Bayly explica que solo fue como invitado a esa cita.
Cuando hay un régimen mentiroso, si viene el lobo, parece un montaje.
Cuando hay un régimen mentiroso, si viene el lobo, parece un montaje.
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