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Carolina Trivelli: Hambre y desnutrición
“El hambre creció donde hay conflictos violentos y/o eventos climáticos severos”.
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El hambre, por primera vez en 15 años, ha crecido. El informe de la ONU sobre seguridad alimentaria y nutrición revela que 815 millones de personas pasan hambre, 11% de la población mundial. El hambre creció sobre todo donde hay conflictos violentos y/o eventos climáticos severos.
155 millones de niños menores de 5 años se encuentran desnutridos. La alimentación de los niños ha de estar en el centro del debate sobre el hambre, pero reconociendo que no se trata solo de la cantidad y calidad de los alimentos, sino también de acceso al agua segura, a servicios de salud, etc.
La reducción de la desnutrición requiere de una estrategia compleja, con muchos actores trabajando juntos sobre la base de un plan y una meta común. En los últimos 10 años, la desnutrición en el Perú se redujo a la mitad, de 28% a 13%. Nos queda tarea por hacer, pero vamos en la ruta correcta.
Así lo reconoce la reciente publicación del Banco Mundial, Dando la talla (Marini y Rokx, 2017). Las autoras recorren lo hecho en el Perú y reconocen un proceso a imitarse en otros países. Un buen plan, probado y con metas, constancia a través de distintos gobiernos –compromiso político–, articulación de varios sectores y niveles de gobierno, y un proceso de institucionalización de lo que funciona son algunas de las claves del modelo peruano.
Para seguir bajando la desnutrición, hay que seguir esta ruta ya probada e institucionalizada, pero también hay que profundizar acciones allí donde se mantienen brechas, donde el problema es mayor, en lo rural y entre las poblaciones indígenas. Cerrando esas brechas, escribiremos el capítulo final del modelo peruano de lucha contra la desnutrición.
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