Patricia Teullet: Los maestros deben estar mejor, pero ¿a costa de qué?

Huelga médica, huelga de obstetras, huelga de maestros, huelga de médicos legistas (estos reportan al Ministerio Público), paro de 48 horas del Poder Judicial…

Por supuesto que siempre hay reclamos justos; maestros y médicos que enfrentan condiciones muy duras para enseñar en zonas rurales alejadas, sin material o equipos adecuados; a veces sin acceso a una vivienda. Nada de esto último está entre los reclamos del Sutep.

Respecto a la forma de protestar, los más violentos han sido los maestros, seguidos por los congresistas, muchos de la comisión y algunos otros que vociferan, sumándose al coro.

Cada cierto tiempo, los maestros hacen huelga y la violencia de sus protestas es también habitual. Nunca hay consecuencias para quienes cierran calles y carreteras (violando el derecho de los demás), o dañan la propiedad pública y privada. Alguien comentó (irónicamente) que, a la luz de lo que estamos viendo, tal vez era mejor que los muchachos estuvieran jugando fútbol.

Tal vez no solamente puedan estar jugando; también existe, en teoría, la posibilidad de que, aun sin ir a clases formales, niños y jóvenes continúen aprendiendo. La herramienta es la Internet.

Desafortunadamente, no todos tienen acceso. A pesar de la gran inversión realizada en la red dorsal, falta aún acercar esta red a las poblaciones más alejadas. Sin embargo, también hay opciones offline, como Weclass, o juegos como Villa Planet, de Fundación Telefónica.

Los buenos maestros son irreemplazables y esta opción es solo un paliativo mientras un grupo siga tomando como rehenes a niños que necesitan educación.