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Fraude venezolano
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Tres semanas atrás, el gobierno brasileño solicitó al Congreso de la República la autorización para pagar una deuda de Venezuela con el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil. La cuota vencida es por US$275 millones, pero la deuda total es de US$984 millones. Maduro ya declaró, informalmente, que no piensa honrar su deuda con Brasil.
El gobierno de Temer ha tenido que asumir la deuda venezolana para que Brasil no sea declarado en default. El dinero para pagar la deuda va a salir del seguro de desempleo del Fondo de Amparo del Trabajador. Son ellos quienes van a terminar pagando el financiamiento a Chávez y Maduro.
El crédito fue brindado por Lula como apoyo político a Hugo Chávez para la construcción de las líneas 3 y 4 del Metro de Caracas, una planta siderúrgica, y otros proyectos. La tasa de interés fue subsidiada, 4.4% anual, menor incluso que los intereses que pagan las empresas brasileñas. No es sorpresa que Odebrecht y Andrade Gutierrez hayan sido contratadas para la realización de las obras.
El problema es que Venezuela es solo la punta del iceberg. El BNDES ha realizado créditos similares a Cuba (US$846 millones), Argentina (US$1,900 millones), Angola (US$3,380 millones), República Dominicana (US$2,209 millones), Mozambique, etc. El 88% de esas operaciones fueron realizadas en los gobiernos de Lula y Dilma, manipulando los análisis de riesgo de esos países.
En su proyecto de expansión ideológica, Lula utilizó al BNDES como brazo financiero y a Odebrecht como mecanismo corruptor. Al Estado brasileño le va a tomar muchos años cubrir los forados financieros dejados por las aventuras populistas.
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