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Campeones
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El cine español pasa por uno de sus mejores momentos. No solo porque está generando pingües y crecientes ingresos, sino porque, desde que una película española –Volver a empezar– obtuviera un Oscar, hace más de tres décadas, este importante galardón ha llegado a directores de cine, actores, actrices y otros profesionales del medio de nacionalidad española.
Hace escasamente una semana se celebraba en Sevilla la 33ª edición de los Premios Goya. Que es el festival por excelencia del cine español. La triunfadora en términos cuantitativos de esa noche fue la película dirigida por Rodrigo Sorogoyen, El reino, que habla de la corrupción política en España.
El reino obtuvo el Goya al mejor director, mejor banda musical, mejor actor principal, mejor actor de reparto, mejor actriz principal… Pero no obtuvo el premio a la mejor película. Esta fue para Campeones, que también recibió el premio al mejor actor revelación, Jesús Vidal.
Como pasa con la película Roma, uno cree que está ante una película sencilla de interpretar, pero pronto se da cuenta de la magnitud y complejidad del mensaje. El mensaje es la apelación al sentimiento humano, al respeto a la dignidad de las personas.
En Campeones, el mérito no estriba en que parte de los protagonistas no sean actores profesionales. Ni que estos sean personas deficientes mentales. Lo interesante, además del excelente trabajo de dirección, es haber tratado “lo distinto” como “igual”. Sin maquillar la realidad.
Como dijo Jesús Vidal, deficiente visual, en uno de los discursos más emotivos, con el galardón se premia, además de su excelente trabajo y el de sus compañeros, “a la diversidad, a la inclusión y a la visibilidad”. En síntesis, a la dignidad del ser humano.
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