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[Opinión] Aldo Mariátegui: En la soledad del ánfora
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Daniel siempre fue un arquitecto “progre” –esos de barba y chalina eternas– que, junto a su mujer Micaela, socióloga de la PUCP y colaboradora de una ONG feminista, frecuentaba un grupo similar de caviares blancos de su amado Barranco. Daniel votó por Guzmán en la primera vuelta, mientras que su pareja, más rojimia, lo hizo por Verónika Mendoza. ¡Ambos quedaron devastados por los resultados del 11 de abril!
Si bien Daniel nunca pensó en votar por Castillo, jamás dejó de anunciar –personalmente o por su Facebook– de que iba a sufragar en blanco, dado que él era un tipo decente y nunca apoyaría a los Fujimori. Llegado el 6 de junio, Daniel fue a su mesa en el Carmelitas (por flojo nunca cambió la dirección de la casa de sus padres, como Micaela), hizo su cola y se paró frente al ánfora. Solo frente a la urna, Daniel marcó sin asco la K.”Sí seré cojudo de que voy a perder todo con los comunistas”, pensó satisfecho, mientras metía su voto por la ranura. “La china será una desgracia, pero la construcción no se va a parar con ella y yo necesito vivir. Además, no tengo tanta plata como para largarme a vivir afuera y ya estoy viejo para conseguir chamba así nomás. El otro es un radical e ignorante. Mal con la china, peor sin ella”. Daniel salió al patio del Carmelitas y esperó a Micaela, que llegó junto a Patty y Cecilia, dos amigas lesbianas y caviaronas de sus épocas de universitaria. “Y”, le dijo Cecilia, “¿en blanco o viciaste como todas nosotras?”. “Por supuesto”, respondió Daniel. “Preferí viciar para protestar. Escribí ‘Fujimori nunca más’ en el voto. ¡Yo soy como Renato Cisneros o Fernando Ampuero, un hombre digno!”. Todas sonrieron con aprobación. Luego el grupo enrumbó al coche para ir hacia El Juanito, mientras todas las mujeres pensaban simultáneamente: “¡Estos me matan si supieran que voté por Keiko! ¡Ni cojuda que fuera!”.
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