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[OPINIÓN] Aldo Mariátegui: “Los caviares, esos enfermos de odio”
“No soy fan de Fujimori: su segundo gobierno fue muy decepcionante (…). Pero ya estuvo bueno de tanta inquina y ya dejen libre al viejo”.
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[OPINIÓN] Aldo Mariátegui: “Los caviares, esos enfermos de odio”. (@photo.gec)
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El sabio adagio romano “Mortal, no hagas tu odio inmortal” es completamente desconocido por los caviares, que son unos seres enfermos de odio. El pasquín de Mohme, el IDL y otras ONG, la PUCP, etcétera, son unas sentinas de odio, de ese sentimiento aberrante que alcanza su apogeo en aquellos que colaboraron con el fujimorismo y que ahora tienen el odio de los conversos porque quieren que se olvide ese pasado naranja, como RMP o Pedro Salinas (dentro de todo, el también fujicaviar AAR es más normal que estos dos). Y ese Monteagudo del TC también resultó otro caviar enfermo de odio. Pero no hay que olvidar que el prócer del odio en el Perú fue Mario Vargas Llosa, quien fue el adelantado en sembrar esta toxina en nuestro país. Todos hemos tenido que pagar que su padre le haya sido un monstruo y que haya perdido las elecciones ante un don nadie. ¡Ese tipo sí que no sabe el daño que nos ha hecho!
Ahora estos caviares enfermos están botando espuma verde por la boca porque un viejo de 85 años como Fujimori podría ser liberado y están moviendo todas sus poderosas redes para impedirlo, en colaboración con los tontos útiles mediáticos de siempre. ¡No pueden pasar la página! No me extrañaría que logren su propósito en esa caricatura de país que es el Perú, que debe ser el único lugar del mundo en donde se revierten los indultos y en donde se tiene siempre abajo la humillada cerviz ante la CIDH y la caviarada. No soy fan de Fujimori: su segundo gobierno fue muy decepcionante y es difícil perdonarle que haya postulado al Senado japonés o que se haya dejado dominar así por un gánster. Pero ya estuvo bueno de tanta inquina y ya dejen libre al viejo. Estaba releyendo justo hoy el libro de Carlos Alzamora sobre Leguía y son terribles las páginas en que describe el odio que se volcó contra este a su caída y el fin terrible que tuvo. Éramos unos enfermos en 1932 y lo seguimos siendo casi cien años después.
PD: Jueza Elvia Barrios y compañía, cumplan con mi sentencia del TC.
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