[OPINIÓN] Aldo Mariátegui: “Nos cuesta caro ese fracaso caviar del ‘fiscal investigador’”

Si nos quejamos tanto del crimen en Perú, ya lo de Ecuador es dantesco. Asesinato de un candidato presidencial, narcos violentísimos y empoderados, captura de canales, coches bomba y explosiones por doquier, tomas de cárceles, incendios de autos, fugas de presos y asesinatos casi cotidianos de policías son ya el pan de cada día en un país que hasta hace solo cinco años era relativamente pacífico. El impacto de una colosal migración venezolana también ha colaborado mucho a este desastre, lo que se corrobora cuando se observa que el crimen se dispara exponencialmente allá desde 2018 (poco menos de 6 asesinatos por cada 100 mil habitantes a los 46 actuales). Nuestro vecino norteño experimenta una situación de asedio criminal extendido a niveles terroristas y una putrefacción de sus instituciones: la reciente operación policial “Metástasis” implicó hasta a un vocal supremo y a un fiscal general con las mafias. Después no se asombren si terminan eligiendo allá un Bukele II —antes que nosotros— cuando Noboa acabe su corto periodo complementario en 2025.

En el Perú la caviarada ha hecho un escándalo porque la Policía ha vuelto a tener facultades de investigación, en lugar de reconocer que su esquema del fiscal como el indagador único ha fracasado por ineptitud, inexperiencia y exceso de garantismo respecto al delincuente (todo esto me lo pronosticó el sapiente doctor Ghersi). Es que ese mismo esquema del fiscal investigador no es tan común en el mundo. ¿O acaso alguna vez ustedes han visto a un fiscal dirigir la investigación en una serie policial estadounidense o europea? Encima, nuestro Ministerio Público está sufriendo una seria crisis interna profesional por su excesiva politización, fenómeno nefasto que comenzaron también los caviares. Es que siempre detrás de un problema agravado está la ideología caviar metida, experta en debilitar a la autoridad y el orden.