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[OPINIÓN] Ana Jara: “Con penas efectistas no llegamos ni a la esquina”
“Las primeras medidas dadas por el Gobierno no parecen obedecer a un plan estratégico para combatir la criminalidad. Se ha apelado a medidas efectistas que buscan impresionar a la opinión pública sedienta de justicia...”.
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El Perú viene siendo arrasado no por una ola sino por un tsunami de criminalidad que afecta la vida cotidiana de los ciudadanos. Ya ningún espacio resulta seguro. Hogares, transporte público, centros de educación, negocios, turismo, etcétera, en cualquier lugar y hora un hecho delictivo ocurre y muchos con el lamentable costo de vidas humanas. Este dramático escenario fue determinante para que en el mes de septiembre el Congreso de la República otorgara al Poder Ejecutivo, a su solicitud, facultades legislativas en materia de seguridad ciudadana. No había tiempo que perder, urgía garantizar el orden interno y la convivencia en un ambiente de paz y seguridad de la ciudadanía. Sin embargo, las primeras medidas dadas por el Gobierno no parecen obedecer a un plan estratégico para combatir la criminalidad. Se ha apelado a medidas efectistas que buscan impresionar a la opinión pública sedienta de justicia, enfocándose meramente en endurecer las penas de prisión, en opinión de muchos especialistas, de forma desproporcionada. Por ejemplo lo del robo de celulares, que se sancionará con carcelería efectiva de 20 a 30 años, pero sin aumentar las condenas para los receptores (quienes compran robado). El incentivo perverso de la ganancia lucrativa ilícita en la compra y venta de objetos robados se mantendrá si es que todos los sujetos o actores que intervienen no son castigados con la misma severidad.
Al Ejecutivo se le ha concedido 90 días para legislar. Aún está a tiempo de perfeccionar el marco normativo que le permita contrarrestar la delincuencia que tiene aterrorizada a la población y que enrarece las actividades comerciales tan necesarias para el desarrollo del país, máxime en tiempos de recesión; pero no llegaremos ni a la esquina si solo se quedan con medidas efectistas buscando el aplauso de las tribunas, si no van acompañadas de planes de inteligencia y de contrainteligencia que sirvan también para detectar a los malos servidores públicos que se han pasado al lado oscuro, que integran y hasta lideran las bandas criminales. En este norte, un editorial de Perú21 hizo hincapié en la necesidad de ampliar las competencias de la Brigada Especial Contra la Migración Delictiva, cuya creación data de inicios de 2020, y se pueda abocar también al crimen Marca Perú, dándole la logística que requiera sin restringirle nada so pretexto de la llamada “austeridad”, porque el costo-beneficio en el éxito de la labor repercutirá en la paz social y el orden interno del Perú y eso vale muchísimo más que viajes al exterior para una foto con el papa o en el Times Square. ¡Ya pues!
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