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[Opinión] Ana Jara: “Tirar la piedra y esconder la mano”
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La intervención al campus universitario de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos por parte de la Policía Nacional el pasado sábado 21 es un hecho que ha conmocionado a la comunidad estudiantil y a un gran sector de la ciudadanía, por la forma como se desarrolló el operativo y más aún que se hubiese detenido a más de 190 personas a las que no se les ha encontrado, de acuerdo a lo señalado por sus abogados, material subversivo propiamente dicho ni los bienes que fueron denunciados como robados por dicha casa de estudios por gente con rostros cubiertos que ingresaron a esta con violencia y reduciendo a su personal de seguridad en horas de la noche del viernes. Habiendo ya recuperado su libertad casi todos, deben continuar en ese estado, prestando colaboración con las investigaciones que deban tener lugar.
Más allá de la constitucionalidad de la medida, que si se actuó en flagrancia delictiva en el marco del estado de emergencia y que los locales universitarios son de uso exclusivo para sus fines (educativos y de investigación), la discusión se ha tornado inevitablemente en política porque ha vuelto a dividir a la opinión pública sobre los usos del Gobierno para restablecer el orden interno y la paz social, el cual, queriendo dar la imagen de firmeza y autoridad, desarrolla operativos con alto costo humano y en su caso, como en San Marcos, irrumpir en su frontis a punta de tanqueta o carro multipropósito, que para los efectos es lo mismo, llevándose por delante rejas y columnetas de cemento, debilita no solo al interior sino también en el exterior el respaldo hacia nuestras autoridades, de cuyo lado estamos llamados a estar en un Estado de derecho, porque velan y defienden el derecho de “todos” los peruanos al ejercicio y goce de sus derechos civiles, como el libre tránsito, el trabajo, entre otros.
Y, a todo esto, qué mal paradas quedaron las autoridades sanmarquinas al pretender lavarse las manos por la intervención de la Policía a su campus, diciendo en un comunicado que esta actuó de oficio, algo así como “por sus pistolas”, cuando su área legal les solicitó con “carácter de urgente” liberar y recuperar el recinto universitario, como se conoció después. Y, peor aún, su rectora sobre el desaguisado dijo: “¿Cómo iba a saber que iban a ingresar con tanquetas y a ir como han ido?”. Lejos de asumir con hidalguía que ellos solicitaron el auxilio de la Policía y respaldar a las fuerzas del orden, se pusieron de costado, lo que se lee entre líneas como tirar la piedra y esconder la mano... Así las cosas, el Gobierno ha despertado al león dormido de los universitarios que harán causa común por estos hechos. Un flanco innecesario.
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