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[Opinión] Andrés Balta: Señora dignidad
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Con una montaña de reservas morales y ante una comisión multisectorial para la atención alimentaria, una madre de familia le dijo a la nación: “Ayúdennos a trabajar, dennos trabajo, no queremos regalos, no queremos limosnas, queremos dignidad”.
Esas palabras se dijeron frente a Castillo, pero también frente a todos nosotros. Es clarísimo, los necesitados del Perú no quieren asistencialismo ni dádivas, ni vivir de gorra. Con integridad y esfuerzo constantes buscan o inventan trabajos para pagar –con su dinero– la ropa que los cubre, la comida que los nutre y la casa en la que habitan. Y es que frente a ellos todos, incluido el del sombrero, nos quitamos el sombrero.
No solo me rindo ante la señora por su dignidad al requerirla, sino que presento mi admiración por ella y los peruanos, de los que soy uno más. Sí, es verdad, somos gente de trabajo y nos dignificamos con él. Saboreamos los frutos materiales e inmateriales de él, porque de eso estamos hechos. El dinero sin trabajo no es para nosotros, es para los sinvergüenzas.
A muchos extranjeros he escuchado decir que somos trabajadores, y claro que lo somos. El problema no está en nosotros, está en el Estado que, en el Perú, es inútil y fuente inmensa, constante y casi infinita de corrupción. Funciona la nación a pesar de su Estado. Somos héroes que le sobrevivimos, como lo hace la señora que nos desafía con y por su dignidad. ¿Cuánto más hemos de esperar a líderes en equipo, que pongan las cosas en su sitio y nos devuelvan la admiración que deberíamos sentir por ellos?
Quiero sentir de mis líderes lo que siento de esta señora: su dignidad. Y también, por ellos, lo que por ella en mi corazón palpita: confianza y admiración.
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