[Opinión] Andrés Romaña: “Electores, he aquí su creación”

En microeconomía se asume que el consumidor siempre toma decisiones racionales al escoger determinados bienes. En el caso del elector peruano se puede asumir que siempre toma decisiones irracionales en cualquier proceso electoral. Un ejemplo es el referéndum de 2018, donde todos corearon sin meditar SÍ, SÍ, SÍ, NO.

Absolutamente todas las personas actúan por incentivos, sobre todo los políticos. Hasta 2018, el principal incentivo que tenían los congresistas para –en cierta medida– “rendir cuentas” al elector, era la reelección. A pesar de que la tasa de reelección congresal era bajísima (27% aproximadamente), la mayoría de parlamentarios se aferraba a la esperanza de alcanzar una curul nuevamente en cinco años. Esta aspiración los mantenía –no a todos– en mayor sintonía con el ánimo popular. Sin embargo, ese incentivo se esfumó gracias al referéndum.

A la nula esperanza de ser reelegidos, se le suma el financiamiento público de partidos políticos que tienen representación en el Congreso. Propuesto ante la “desigualdad de oportunidades” entre los candidatos. Es decir, el candidato que ni presenta plan de gobierno, tiene el mismo tiempo de exposición y financiamiento que los candidatos que sí tienen un proyecto. Otro incentivo para que los partidos con representación teman perder su financiamiento en una nueva elección.

Cada vez que un ciudadano se pregunte por qué los congresistas no se quieren ir, debería acordarse de que, desde hace casi dos décadas, se aprueban reformas nocivas que han eliminado todos los incentivos para que los congresistas respondan ante los electores. Muchas de estas medidas fueron aplaudidas por la propia población y propuestas por “expertos” obsesionados en simular sistemas electorales deficientes como el argentino.