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[OPINIÓN] Andrés Romaña: “Otárola, ¿Crisis u oportunidad?”

Pero esto significaría que ese tecnócrata sea quien lleve consigo a un equipo al gabinete para conducir los destinos del país.

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El vergonzoso audio del premier Alberto Otárola ha dado la estocada final a un premierato que debió culminar hace meses. Ahora, la presidenta tiene dos opciones: ver esta situación como una crisis o como una oportunidad.
Cualquier otro gobierno con mayor transparencia y hasta cierta vergüenza por parte de la presidenta habría obligado la renuncia de Otárola apenas conocida la noticia. Sin embargo, la presidenta no solo no lo hizo, sino que buscó dilatar la decisión asegurando que pedirían explicaciones al premier, y luego mandando a la ministra de la Mujer que anuncie que lo convocan de urgencia para que regrese de Canadá, cuando la que debió dar el anuncio era la jefa de Estado.
Esto demuestra que la presidenta teme gobernar sin Otárola, quien mantuvo a flote su gobierno tras las protestas de 2022 y 2023, ya sea porque resultó ser un eficaz operador político o por información que un abogado pueda tener de su defendida. Tal vez sean las dos.
Lo cierto es que el Congreso ya le retiró la confianza al premier que parecía intocable. Ahora, la presidenta tendrá que elegir a un sucesor de Otárola y tiene dos opciones. La primera es que reconozca que, al igual que Castillo, no se encuentra en la capacidad que el Perú y el cargo que ocupa requieren en este momento crítico, y convocar a un tecnócrata que pueda lograr consensos con la derecha y el centro en el Congreso. Pero esto significaría que ese tecnócrata sea quien lleve consigo a un equipo al gabinete para conducir los destinos del país.
La otra opción es elegir un nuevo escudero cuya misión única sea sobrevivir dando tumbos hasta 2026, sin atreverse a hacer reformas o impulsar proyectos importantes. Pero, como se ha comprobado, esa opción solo ha traído mayor incertidumbre y rechazo por parte de la población.
Tal vez este escándalo sea un tiro de suerte para la presidenta. No necesita congraciarse con Otárola, ya que cayó por sus propias sinvergüencerías y el Congreso no permitirá mantenerlo. Depende de ella que esta crisis sea una oportunidad para relanzar su gobierno.