[OPINIÓN] Anthony Laub: “¡Dina! ¿Y si construimos?”

“Presidenta Boluarte, apremia una ruta rápida de permisos para promover proyectos que generen un shock de inversión y confianza, sin tener que perder de 2 a 3 años en permisos”.

Anthony Laub

Fecha Actualización

28/06/2023 - 07:00

Han pasado 6 meses desde que el golpista Castillo fue vacado y apresado por su frustrado golpe de Estado y asumiera Dina Boluarte, en correcta sucesión constitucional; pese a que la retrógrada izquierda latinoamericana no acepte este hecho jurídico y tilde al gobierno de dictatorial. No hay que hacerles caso.

Estamos infinitamente mejor que en cualquier momento del desastre de Castillo; sin que ello suponga que estemos bien. Que el dólar haya pasado de casi S/. 4.00 en diciembre a los 3.65 de hoy, es un buen indicador de que nos alejamos del caos izquierdista; pero no más que ello.

Los demás indicadores macroeconómicos no auguran un panorama favorable en el corto, mediano ni largo plazo. En efecto, el BCR ha recalculado su estimación original de crecimiento del 3% corrigiéndola a la baja (alrededor del 2%); la inversión privada será negativa por segundo año consecutivo; y, lo más grave, es que el índice de pobreza ha aumentado. Esto es inaceptable.

Tenemos proyectos postergados o parados en minería, agua e infraestructura, energía, petroquímica y transportes que esperan señales claras del Gobierno para ejecutarse y que ayudarían a reconducirnos rápidamente por la ruta del crecimiento. La lamentable noticia de la nueva postergación del proyecto Yanacocha Sulfuros así lo delata; US$ 2,100 millones que corremos sin mayor rubor. ¿El ministro ya se ha pronunciado al respecto o solo existe interés por la insatisfecha Refinería de Talara?

Presidenta Boluarte, apremia una ruta rápida de permisos para promover proyectos que generen un shock de inversión y confianza, sin tener que perder de 2 a 3 años en permisos. Esta es una solución de destrabe urgente y práctica que solo requiere de decisión y compromiso de su gobierno.

La tensa calma social obedece a que la gente está más preocupada con su presente económico (poco alentador), y no al poco entusiasmo que su gobierno genera.

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