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[Opinión] Anthony Laub: “La responsabilidad irresponsable”
“Ya es hora de que todos seamos responsables y respondamos por nuestros actos: seas ciudadano, ministro, alcalde, presidente o congresista. Desterremos la responsabilidad política y quedémonos con responsabilidad a secas”.
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Uno rápidamente puede encontrar una clara contradicción en el título de este artículo o tildarlo de ser un oxímoron y sería correcto. Los seres racionales aprendemos y entendemos que los actos tienen consecuencias: positivas, neutras o negativas.
Es cuando se genera una consecuencia negativa, donde surge el término responsabilidad y cobra relevancia. Si uno genera un daño a un tercero, en simple, está obligado a resarcir al afectado por el perjuicio infligido.
Los políticos, frente a sus yerros, invocan un término que resuena dramático y potente pero cuyo significado es nulo o vacío. Salen con voz grave y el rostro enjuto a enfrentar el juicio público y, sacudiéndose de cualquier acto resarcitorio, señalan que asumen su responsabilidad política y listo. ¡Zas! Se esfumó el problema, para ellos.
Uno esperaría que la responsabilidad política tuviera algún tipo de consecuencia jurídica inmediata que obligue al infractor a dejar el cargo público que ocupa y dé pie a que los afectados puedan accionar penal o civilmente contra él; pero no, en el Perú, la responsabilidad política, usualmente, no acarrea ni lo uno ni lo otro.
El caso más evidente de responsabilidad irresponsable es la de los congresistas. Estos nunca responden por el daño que sus decisiones generan a un grupo o todo un país. Ejemplo: ¿Quién responde por la ley que abrió la puerta para el despilfarro de más de 6 mil millones de dólares en Talara?
Ya es hora de que todos seamos responsables y respondamos por nuestros actos: seas ciudadano, ministro, alcalde, presidente o congresista. Desterremos la responsabilidad política y quedémonos con responsabilidad a secas.
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