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[OPINIÓN] Carlos Parodi: “¿Cómo mejorar expectativas?”
“¿Qué logros han tenido los presidentes del Perú, digamos, en los últimos ocho años? ¿Y los Congresos? El pesimismo existe porque parece que nada funciona”.
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Las expectativas siguen en terreno pesimista; así lo deja ver la encuesta mensual del BCR correspondiente a enero. Puede debatirse si están menos o más negativas, pero considero que ese es el problema central de la economía peruana. Las expectativas pueden definirse como creencias que tienen los inversionistas y los compradores, entre otros, sobre el futuro de la economía y la política en el Perú. Y si son negativas, significa que no se cree en el futuro, por lo que no se invierte, no se crea empleo y, como consecuencia, no se consume. El resultado es que las empresas, de todo tamaño, producen y venden menos, y la economía entra en un círculo vicioso.
Este problema, en términos generales, viene desde 2018, cuando se agudizó la turbulencia política que nos llevó a seis presidentes en seis años. ¿Cómo alguien podría invertir si no es posible tener una idea de lo que puede pasar en los siguientes meses? De hecho, la profundización ocurrió con la pandemia y luego con el gobierno de Castillo. A veces no nos damos cuenta de la importancia de las expectativas para mejorar la economía.
Si eso es así, la pregunta es ¿cómo hacemos para volver a creer? Una opción es viendo datos para concluir que no todo está mal. Inflación bajo control, tipo de cambio relativamente estable, a pesar de su aumento en los últimos días y deuda pública baja, entre otros, son señales positivas. Sin embargo, no son suficientes para enfrentar el problema central: una economía que no crece. Tal vez quienes pensaban que crecer no era tan importante hoy estén cambiando de opinión.
Una economía crece cuando existe un entorno de credibilidad. Eso se logra con resultados. Piense en un equipo de fútbol. ¿Cómo se hace creíble para que los hinchas vayan al estadio? Con resultados positivos. Algo similar ocurre con la economía. ¿Eso significa que no tenemos nada que mostrar? No, nuestro banco central funciona bien y los equilibrios básicos de la economía están bajo control. El problema es que son el equivalente a los cimientos de una casa: necesitas construir la casa para recibir bienestar. ¿Y cómo se construye la casa? Con resultados en temas como seguridad ciudadana, educación, salud, infraestructura, etc. Los ciudadanos necesitan mejorar su calidad de vida y ese es un problema que viene de décadas atrás. No obstante, la turbulencia política, unida a la pandemia, ha creado un entorno en el que nadie sabe qué pasará; no solo eso, sino que si usted, estimado lector, conversa con cualquier ciudadano, escuchará que todo está mal. Lo curioso, por decir lo menos, es que todos creen tener la solución, como si fuera lo más simple del mundo.
Si todos ven mal el futuro, entonces estamos ante un problema de expectativas negativas. Hay que revertirlas. ¿Qué logros han tenido los presidentes del Perú, digamos, en los últimos ocho años? ¿Y los Congresos? El pesimismo existe porque parece que nada funciona. Y eso conduce a gobiernos autoritarios y populistas. Aparecen líderes que prometen revertir la situación muy rápido, vendiendo mensajes falsos, pero que ilusionan a un sector de la población.
Por momentos creo que existe un grupo que quiere que todo vaya mal. Solo critican sin aportar, sin saber decir un sencillo no sé. Y eso le pasa al Perú hace décadas. Estoy de acuerdo con quienes sostienen que los gobiernos le han fallado a los más vulnerables; pero eso no debe llevarnos a gobiernos autoritarios ni populistas; esa es mi opinión. Hemos perdido la capacidad de encontrar consensos y nos hemos tornado intolerantes y agresivos. Parece que olvidamos que los gobiernos pasan y nosotros quedamos. Si no volvemos a creer, no volveremos a crecer y, con ello, no habrá más empleo ni más ingresos.
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