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[OPINIÓN] Carlos Parodi: “Narrativas económicas”
“Cuando las expectativas son negativas, se frenan el consumo y la inversión. Esto es válido para Perú o para cualquier economía”.
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En 2019, el Premio Nobel de Economía 2013, Robert Shiller, publicó un libro con el mismo nombre, el cual explica mucho de lo que pasa con la economía real. Shiller sostiene que una narrativa es un relato que se usa para dar una explicación de un acontecimiento o una realidad social o una respuesta a la pregunta ¿por qué estamos así? Agrega que las narrativas económicas demuestran cómo las historias, populares o académicas, afectan los resultados económicos, incluidos las recesiones, a través de las expectativas.
Todos tenemos una idea de lo que pasa con la economía en el Perú. Las preguntas son ¿de dónde viene esa idea y quiénes las propagan?, ¿quiénes nos cuentan las historias de por qué pasa lo que pasa?, ¿por qué las creemos? Ojo que no todas las ideas tienen que ser falsas. Es real que las empresas venden menos, el empleo no aumenta, etc. Pero el punto de una narrativa no es ese, sino la explicación o los factores causales que explican lo que está pasando.
Entiendo que todos obtenemos nuestras ideas de alguna parte. Eso está bien; el problema es cuando creemos como un acto de fe, sin siquiera cuestionarlas o buscar la información para ver si son ciertas. Si lo son, entonces no hay problema. En cualquier caso, las narrativas forman expectativas y, lo que es peor, condicionan los eventos futuros.
Coloquemos algunos ejemplos. Una parte importante de los ciudadanos culpa al neoliberalismo de todos los males del país. Pregunta: ¿han leído qué es el neoliberalismo o se han dejado llevar por lo que dicen otros? Otros sostienen que el gobierno actual es de derecha: ¿habrán averiguado qué es ser de derecha desde el punto de vista académico y no desde lo que dicen todos? Las preguntas se pueden multiplicar. Más aún, en una época en la que las redes sociales parecen ser, para muchos, la verdad absoluta. Aquí un punto clave: las redes son el principal medio de propagación de las narrativas, verdaderas o falsas.
Algunos dirán que yo mismo, con mis escritos, construyo narrativas, tal como lo hacemos todos. Puede ser verdad, pero trato de ser muy cuidadoso en la verificación de datos y siempre tomar como base la evidencia empírica; dicho de otro modo, trato que la narrativa se acerque a la realidad, así los datos me indiquen algo contrario a lo que pienso. Por ejemplo, si sostengo que A causa B, porque es el resultado de una narrativa que ni siquiera sé de dónde la obtuve, entonces trato de someter la relación de causalidad a una prueba empírica. Si observo que los datos dicen lo contrario, pues, así haya creído que A causa B, jamás lo escribiría.
Esto pasa porque la economía no una creencia ni un acto de fe. Si así lo fuera, no habría nada que explicar ni debatir. ¿Cómo explicamos la recesión de 2023? Primero, hagamos una lista de factores entre aquellos que creemos que son los candidatos; segundo, veamos los datos y tratemos de conectarlos con la recesión, al margen de nuestras preferencias políticas; y, tercero, concluyamos en cuáles son los factores que determinaron el resultado económico. No dejemos que nuestros deseos, por justificados que sean, nos nublen y caigamos en las narrativas.
Sin duda, las expectativas deben estar. La evidencia empírica e histórica es clara: cuando las expectativas son negativas, se frenan el consumo y la inversión. Esto es válido para Perú o para cualquier economía. ¿Y cómo se forman las expectativas que no son otra cosa que creencia respecto del futuro económico y político? Pues uno de los factores claves son las narrativas. Perú está inmerso en una ola de pesimismo; ¿está justificado o se trata de una narrativa sin fundamento?
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