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[Opinión] Felipe Morris: La responsabilidad social empresarial en empresas peruanas
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La responsabilidad social empresarial (RSE) consiste en que las empresas integren preocupaciones vinculadas al medioambiente, la sociedad y el buen gobierno corporativo en sus estrategias y objetivos. Perú Sostenible (antes llamado Perú 2021) empezó a promover la RSE desde el año 1996.
La Superintendencia de Mercado de Valores (SMV) también se involucró al exigir que las empresas listadas en la bolsa presenten anualmente sus informes de sostenibilidad, copiando prácticas de reguladores en mercados más desarrollados. Otras instituciones públicas y privadas también la han estado promoviendo en las grandes empresas.
No es fácil medir la evolución de la RSE porque no se han desarrollado buenas metodologías y métricas que permitan una precisa comparación entre los esfuerzos de las distintas empresas. Algunos rankings ayudan, como el de Merco, que publica anualmente su evaluación de las empresas más responsables socialmente en el país, la información de Perú Sostenible o los informes anuales de la SMV. Todos ellos muestran avances.
Estudios recientes de APEC y de Naciones Unidas sobre RSE en el país también confirman que hemos avanzado mucho en estos temas, particularmente en las grandes empresas que muestran más convicción sobre su importancia; no tanto así en las empresas medianas y pequeñas, muchas de las cuales no conocen que es la RSE o indican que no disponen de los recursos para incorporar esas prácticas entre sus objetivos.
Existe la percepción que el empresariado peruano es mercantilista y que tiene malas prácticas, críticas que tienden a concentrarse en las grandes empresas. Los escándalos de corrupción en el sector construcción y en obras públicas han contribuido a ello, y con razón. Pero es simplista pensar que la corrupción o el comportamiento mercantilista son monopolio de las empresas grandes, tenemos innumerables ejemplos de medianos y pequeños empresarios participando en corrupción en múltiples obras en regiones y municipios o desacatando las leyes y normas jurídicas para beneficiarse.
Sin duda hay malos empresarios de distinto tamaño, pero existe un problema muy serio en la base de la pirámide, donde hay cientos de miles de empresarios formales o informales, muchos de los cuales incumplen las leyes, no pagan impuestos, no respetan normas laborales, de defensa civil o de protección del medioambiente; sin que como sociedad o Gobierno hagamos mucho para que esto cambie. Se debe profundizar la difusión de la RSE para llegar a las empresas medianas y pequeñas donde se tendría un mayor impacto social. Pero es más difícil hacerlo y por ello se posterga. No estoy diciendo que las empresas grandes ya hacen lo suficiente, sino que hay que difundir el mensaje más extensamente, y así evitar una dicotomía entre una minoría de empresarios que practican responsabilidad social y aquellos lamentablemente mayoritarios que no lo hacen.
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