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Keiko versus Keiko y Castillo versus Castillo
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En una muy sensata reflexión en su perfil en LinkedIn, el gran publicista Flavio Pantigoso, creador de Perú Nebraska y fundador de Zavalita Brand Building, ha hecho ver que el problema que tiene Keiko para hacer una campaña creíble es la reputación y la marca que ella misma ha creado. Si no tienes credibilidad, consíguela antes de hacer nada, advertía Jay Conger en un artículo del Harvard Business Review, sobre cómo persuadir implica ponerse en los zapatos del otro, construir una relación empática, entender su forma de ver las cosas, y presentarle evidencia que él considere relevante desde su propia óptica de las cosas. El @cholojorge en Tiktok diseca con precisión médica lo que ocurre con varios mensajes de promotores activos del voto por Keiko en diversas redes sociales. Fernando Vivas aporta un insight adicional potente en su última columna: qué tranca la tiene Keiko.
Según la última encuesta de Datum, el anticomunismo y el antifujimorismo empatan en simpatías y antipatías. Ese no parece ser el tema que preocupa a los electores, como advierte Pantigoso, pero es el eje de la campaña. Keiko tiene que vencer a Keiko misma para ganar a Castillo.
Del otro lado, Castillo tiene dos versiones. Castillo 2 contradice a Castillo 1 y se desprende de Cerrón y Perú Libre, sin bancada que lo respalde y con el beneplácito de Cerrón expresado en un tuit sin demora, sin que haya ningún problema en moderar lo que se dijo que no se moderaría jamás. ¿A cuál Castillo le creerán los electores? ¿Cómo así Cerrón no resiente que su candidato lo cuadre, abandone las banderas de su plan de gobierno? La cambiada de polo parece de mago.
Explicarle la política peruana a un extranjero es una experiencia agotadora y desmoralizante, terminas con la autoestima en el suelo. Se juega tanto con el futuro de los peruanos y se hace con tan poca reflexión y vergüenza. Es el país que hemos construido en 200 años de no escucharnos, de no querer entender al otro, de refugiarnos en nuestra propia burbuja, sin el menor ánimo de construir en serio un futuro común que nos una más que nos separe.
El popular Cacash (no seguir a @ELJuanberuan puede ser malo para su salud mental, pero no es apto para oídos vírgenes) no se cansa de repetir que ningún político merece más que la duda permanente de un peruano. Y los peruanos somos el país más desconfiado de la última encuesta de Valores Mundiales. Pero una vez cada cinco años, nos abandonamos a confiar ciegamente en uno de dos extremos, sin aprender en los cinco años siguientes cómo construir un país donde sí se pueda confiar. Ajústense los cinturones, que se vienen cinco años de turbulencia.
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